Era un matamoscas de sierra

Hoy me voy a telecinquear. Así que véanme como un pequeño presentador delante de una cámara chorreante de sangre de un informativo cualquiera.

“Un hombre intenta atornillar a unas chicas en Elche. En una segunda agresión intentó cortar sus cables con desafortunado éxito.” Esto podría ser broma, pero no lo es, según el Diario Información. Realmente a un señor, el agresor, de unos 37 años de edad, se le fue la castañoca y agredió por segunda vez a un grupo de chicas en la ciudad alicantina. Lo llamativo fueron sus utensilios de asalto: un destornillador en una primera ocasión en que no consumó el ataque y, semanas después, unas tenazas. Las armas recurrentes, dos cuchillos de sierra con los cuales no pretendía precisamente abrir panes para hacerles un bocadillo de chorizo.

“A un artista le da por pegar grillos con silicona y dice que les tiene mucho cariño a los animales.”  Ismael Alabado estudió Bellas Artes y luego ya si eso se puso a pensar qué podía hacer y decidió pegar mil grillos en una pared para hacernos ver que «(…) él está pegado a unas reglas sociales, al mundo, sin ser consciente de todo lo que se está terminando cada instante».

Aquí iría el dibujo de un licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Salamanca desnudo y pegado con superglú a un muro de cemento. A sus pies hay un mazo de goma y la gente que se acerca golpea sus testículos. “Solamente hago caso a lo que pone el cartel”, dice un visitante que no entiende demasiado la obra del artista. “Es atrevido”, dice otro, mientras se muerde el labio y se ve que le va a golpear los huevos ala rtista con todas sus ganas. “¡Es que soy artistaaaaaaaaahrggg!”, dice el licenciado en Bellas Artes, que pretende hacernos reflexionar sobre munchas cosas, segundos antes de perder la conciencia. El cartel es revelador. Pone: “Entienda el dolor que sufre cada espermatozoide cuando se hace una pajilla”.

En el blog de César-Javier Palacios, en 20minutos, hay un video. En él podemos ver al chacho comentando su obra y justificándola. Ismael pretende defender lo suyo, como es normal. Quienes tuvieron que pararle los pies, si acaso, fueron los que patrocinaban la exposición.

Aquí iría otro dibujo de un sapo al que están enjuiciando “exprofesamente” otro grupo de camaleones defensores de los animales. “Usted pegó el grillo en una piedra de su charca y se lo comía por partes. Usted es un carnicero, un torturador, un asesino”. La acusación ha sacado toda su artillería y el sapo se ve cercano a ser achicharrado en la silla eléctrica. El sapo acusado, en un último intento por defenderse, dice: “Es que estaba a dieta, joder”.

La cuestión es que, y aquí ya meto mi opinión, algunos artistas de hoy en día no saben por dónde salir. Llamar la atención. ¡Pues claro! Son artistas, coñe, viven de que les vean y de que su nombre resuene una y otra vez allá donde fueres haz lo que vieres. Otra cosa es que yo mismo piense que con las cucarachas hubiera sido más espectacular. Una lástima que los grillos le salieran más baratos, como el mismo dice en las “reflexiones hechas por el artista” que se recogen en el blog de César. Con cucarachas, dónde va a parar, hubiera ganado munchísimo. Además, todo el mundo odia a las cucarachas y las personas le hubieran aplaudido en la nuca e incluso aportado sus propias cucarachas traídas de casa. Pero a los grillos… Joder, todo el mundo quiere a los grillos... Los grillos son bonitos, aunque su ausencia de sistema nervioso no les permita sufrir.

Y ahora que me pregunten si estoy a favor o en contra de la exposición de este señor cuando el otro día pisé un grillo y me sentí sucio, sucio, sucio, sucio…

La semana que viene ya si eso miro otras cosas. Gracias y adiós.

Preguntas con muchos pelos en la cabeza

¿Alguna vez te has sentido enojado, resentido, desafiante o rebelde con Dios, tu pareja, tus padres, tus parientes, tus amigos, tus hijos, el dependiente de la tienda se te quedó mirando cuando te probaste esa ropa, porque ellos son delgados, porque quieren que tú seas delgado o porque te obligaron a hacer dietas para darles gusto, taparles la boca o para vengarte de sus palabras y miradas despectivas hacia ti?

Esta sencilla pregunta puede encontrarse en Comedores Compulsivos (Intergrupo Madrid).

¿Alguna vez has pensado que es la gente de Comedores Compulsivos la que está medio loca y que ellos son los que comen compulsivamente, pero que tú sólo tienes un pequeño problema de peso que puedes solucionar con una dieta que inicies el próximo lunes? ¿Alguna vez has pensado que ellos son los que están en peligro de caer en la locura de comer compulsivamente, mientras que tú solamente estás un poco pasado de peso?

Pueden intentar responder a estas preguntas para saber si son Comedores Compulsivos. Las he elegido con intención, pero es que yo no las he escrito. Están en su página y no las he puesto con mala idea. ¿Cómo llegué a ellas? Veamos.

Todo esto viene a que he leído una noticia sobre una pobre orangután to gordoca por comer hamburguesas, patatas fritas y chucherías, lo que viene siendo la mejor dieta para un animal salvaje y un pre-adolescente con mucha calderilla en los fondillos de sus pantalones. En la actualidad el animal pesa 100 kilos cuando debería pesar la mitad. Ese ha sido el primer paso.

Esa noticia la he enlazado con otra sobre nutrición, intentando hacerme el graciosillo con algo bien simplón y que puede herir sensibilidades. En esa noticia he leído lo siguiente:

“Los miembros de Comedores Compulsivos Anónimos saben desde hace tiempo lo que ahora comienzan a ver claro los neurocientíficos y los endocrinos: hay alimentos que no pueden parar de ingerir, aunque saben perfectamente que no les convienen. Quienes pertenecen a esta organización creada hace 50 años no se decantan por las frutas o las verduras. El paladar les reclama, más bien, costillas con salsa barbacoa, hamburguesas o helados. En definitiva, comidas muy ricas en grasas y azúcares.”

Aquí iría un dibujo pero no me acuerdo de cuál.

Comedores Compulsivos Anónimos (OA) tienen una web y no sé si corresponde con la misma con la que he comenzado esta entrada extraña en el blog de un servidor y que ha llamado considerablemente su atención, la mía, digo. Fin.

La verdadera noticia es de la semana pasada y me la guardé en la recámara. Fue la de un señor que se parece al 8 que va en medio de cuatro unos, ya me entienden (o no, que es lo más probable) y que ha asegurado su pelo por un millón de euros. Viendo la foto a lo mejor les viene alguien a la "cabeza" (chiste realmente patético) y ya saben a quién me refiero... La cuestión es que “(…) se desconoce por el momento (...) qué daños ha de sufrir su pelo para cobrar dicha cantidad.”

Hombre, yo creo que, por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez:

-Que se le queme.

-Que se lo coma una cabra.

-Que un champúns le seque las puntas.

En estos momentos los concursantes no saben qué decir. Montse decide entonces levantarse y empezar a hacer algunos gestos de mimo para ver si su marido, residente como ella en Sta. Coloma, saca otra respuesta para sumar unos eurillos más a su cuenta corriente. David consigue pillarlo.

-Que se le quede atrapado en la puerta de un cohete en el mismo momento en que se ponen en marcha los reactores después de haber saludado a su amigo Mike Steve Brown, el astronauta guachi que siempre come en casa los domingos, y la potencia del cohete le arranque todo el pelaco de raíz sin que le dé tiempo a decir mierda, esperad un momento, joder, que se me ha quedado enganchada la coleta, no tiréis, no tiréis, no tiréis que escuece.

Se me ocurren un montón más de cosas con las que el señor del pelo podría cobrar su millón de euros, pero ya si eso lo voy dejando que no he empezado muy fuerte y creo que estoy terminando peor.

Gracias y hasta la semana que viene, no, la otra que me voy unos diíllas de vacaciones.

Jesucristo, hamburguesas y otras cosas del comer

Hoy unas cuantas noticias de la semana que han llamado la atención de un servidor, de una manera u de otra. Me ha quedado un poco largo, lo advierto para aquellos que me lean, estén donde estén, escondidos o no, un saludo y muchas gracias.

Comenzamos con la intención de Bollywood de hacer una peli toa molona del, conocido por sus amiguetes cuando sale de marcheta, Jesús Cristo “el que dice ser padre, hijo y espíritu santo siempre el mismo rollo no hay quien lo entienda y encima es un agarrao”. La pena será que en la última escena bailará un poco rígido, por aquello del tablón a sus espaldas y los clavitos, pero siempre hay modos de hacerlo (es lo único que he encontrado en internet; lo siento, de verdad). Soy ateo, pero a veces creo en Supermán.

El control-C y control-V de los escritores. Es un francés y como siga así terminará escribiendo “Don Quijote 1984: El resplandor de las cometas en el cielo de la noche de los tiempos. Memorias de un beduino en el cementerio de animales 2010. Y alguna que otra cosilla de wikipedia, ya de paso”. Molaría.

La noticia "estrella" es de la artista llamada Sally Davies que se olvidó de comerse su hamburguesa y ya de paso se puso a hacerle fotos en lugar de tirarla a la basura, también fue curiosa. Yo también tengo algunos projects pendientes con algunos alimentos que guardo en mi frigorífico, si es que no me reclaman el cobro de sus derechos de imagen.

Aquí iría el dibujo de una manzana golden, lustrosa en su verdor, dentro de un frigorífico Clase A. A su lado, un plátano de Canarias, ennegrecido, pocho, con el rabillo encogido y reseco. “Por favor", dice el plátano, "matadme”. La manzana ríe, lo cual le provoca un estertor y hace que caiga rodando del cajón de las verduras hasta el estante de leche caducada desde hace meses. Un bote de mayonesa acude al lugar y certifica su muerte. “¡Viva, viva!”, grita un limón. “¡He vuelto a ganar! ¡Jodeos, cabrones!”. No sabe que en la final se enfrenta a un Happy Meal.

La artista, porque esta noticia tiene “chicha” (intento de chiste subliminal), dice que es vegetariana y que se le ocurrió el proyecto porque quería demostrarle a un amigo, de casualidad poseedor de varias hamburgueserías, lo dañino que es el consumo de estos alimentos.

“Él se reía y yo me fijé como meta demostrárselo”, dijo la fotógrafa, cuyos perros dice “ni siquiera se han acercado a la comida”.

Primero, sus perros serán unos exquisitos. Mi gato pilla un pedazo de hamburguesa y se vuelve loco. Es una simple matización.

Aquí iría el dibujo de un callejón lleno de contenedores a los que un restaurante de comida rápida arroja los restos. Algunas hamburguesas caen de vez en cuando y un grupo de perros las devoran ansiosos. Sin embargo, un perro abandonado de una tal Sally Davies tiene un aspecto enjuto y triste y se halla un poco alejado del resto. Un perrico amable se acerca y le lleva un trozo de hamburguesa que le arrima con el morrito. El perro de Sally lo mira con desdén y hace un ademán despectivo para que se vaya. “Si no hay puerros, déjame, por favor, te lo ruego sin resquemor”. El otro perrillo mira el trozo de carne, se lo traga y expresa: “Ya estamos con el exquisito. ¡Vete a tomar por culo, cojones!”. (Normalmente los perros tienen mal carácter, sobre todo los que comen hamburguesas.)

El proyecto seguirá adelante, según dice la artista, lo cual me parece muy bien dado el éxito que está teniendo. “(…) Las patatas fritas, sin embargo, están completamente igual", explicó Davies, quien bromea con la posibilidad de necesitar "ayuda psiquiátrica cuando dé por finalizado el proyecto". Un poco más abajo nos damos cuenta de que existe esa pequeña posibilidad de que dentro de unos meses termine cayendo en la tentación comiéndose alguna patatilla, ya que “Davies (…) aseguró que ella "también adoraba las patatas de McDonald's, pero ya nunca más". Bueno, no digas nunca jamás que luego uno tiene que arrepentirse.

El horror, el horror se encuentra en la idea de que, según habla el reportaje, una maestra “guarda una hamburguesa desde hace 12 años y que sigue sin descomponerse”. El problema, ¿de quién es, de la hamburguesa o de la señora maestra que guarda hamburguesas?

Aquí iría otro dibujo de susodicha maestra dando clase a unos niños de doce años. La profesora acaba de hacer una pregunta. De eso hace más de una hora y media. A los niños se les nota muy cansados y sudorosos. “Quiero irme a casa, señora profesora, por favor”, ruega uno de los niños. La profesora alza una mano y dice: “¡Hasta que mi hijo Mario no conteste, de aquí no nos vamos, copón!”. Los niños miran a la hamburguesa y piensan que cuando salgan al patio le van a pegar una paliza entre todos que no veas.

Además, si no he leído mal, otro señor hizo dos fotacas a un Happy Meal, al parecer, con un año de intervalo. Yo me he dado cuenta de que el perrito de regalo está mucho más triste. No sé si será porque no le dejan probar la hamburguesa o porque se ha dado cuenta de que nunca llegará a manos de ningún niño… (esto rollo Toy Story 3, claro). Pero el problema es que el tipo “colecciona” hamburguesas. Maravilloso. Una noticia muy completita, sí señor.

Para finalizar, una foto que ha visto mi mujer en la prensa malagueña de personas apretaicas por ver unos aviones volando, claro. ¿Somos tantos en el planeta Tierra? A veces me sorprendo.

Lo de las palabras en negrita es una cosa al azar... Es que no sé cómo se usa.

Hay más, pero será el lunes que viene, as casi ever. Gracias y adiós.