Publirreportaje de terror en la ciudad del horror

Estamos en Carnavales. Eso parece al pasar por una de nuestras calles, aquí en horrorilandia, el lugar en el que habito, espiando entre los restos de basura y las grietas del suelo. En realidad me escondo, porque es que hay cosas…

Supongo que en un despliegue de ingenio, el Concejal de Festejos de mi pueblo-ciudad va y pone lo siguiente. No es un montaje, os lo advierto.

Cosa de horror dominando el mundo

En fin, que no he podido contenerme.

Otro titular interesante, de encargarse algún piriódico local y cachondo de todo esto, hubiese sido:

Concejal pirado pone muñeco de supermán con antifaz en balcón de Fundación Municipal. Subtitular: ¿Esto es Carnaval? Penica damos, hombre.

Analizando el asunto, opino varias cosas. La primera de las primeras que el muñeco parece ser sujeto por una de sus patas (pies) con una de esas correillas por las cuales no me pregunten el nombre que no me acuerdo. A veces, aquí hace viento. Mucho. Al muñeco se le ve un tanto precario. Está como a unos seis metros de altura respecto a la calle que hay debajo. Pasan personas, pasan coches. ¿Ven por dónde voy? En todo que sople una ráfaga el muñeco este se cae y ya me veo a un conductor confiado, viendo a esa cosa tirada en medio del asfalto, a tamaño real, con capa pero con apariencia de ser humano… “¡Dios Santo! ¡La hostia que me han dao!”. Giro brusco de volante, y en esto pasan dos cosas más: A) si a la izquierda, choque frontal con algún otro vehículo que venga por el carril contrario. Cristales rotos, mandíbula y nariz fracturada contra volante. El horror. B) si a la derecha, atropello masivo de ancianas y demás curiosos que contemplaban con una mezcla de miedo y jocosa diversión al muñeco preguntándose qué es en realidad poco antes del momento de la ráfaga de viento.

Entonces el titular sería:

Muñeco supermán negro con antifaz mata a tres personas en ciudad andaluza. Subtitular: Primeras declaraciones del concejal: “Yo pensé que con esa correilla no se caía”.

En fin, no me digan que no es para huir a las sombras y no salir, por mucho que todo esté lleno de aguas hediondas, con barquitos de zurullo flotando a mi alrededor. Espero que mis apocalípticas impresiones no sean ciertas. Yo seguiré observando. A ver qué más cosas se les ocurren a estos gilipollas.