lunes, septiembre 13, 2010

Preguntas con muchos pelos en la cabeza

¿Alguna vez te has sentido enojado, resentido, desafiante o rebelde con Dios, tu pareja, tus padres, tus parientes, tus amigos, tus hijos, el dependiente de la tienda se te quedó mirando cuando te probaste esa ropa, porque ellos son delgados, porque quieren que tú seas delgado o porque te obligaron a hacer dietas para darles gusto, taparles la boca o para vengarte de sus palabras y miradas despectivas hacia ti?

Esta sencilla pregunta puede encontrarse en Comedores Compulsivos (Intergrupo Madrid).

¿Alguna vez has pensado que es la gente de Comedores Compulsivos la que está medio loca y que ellos son los que comen compulsivamente, pero que tú sólo tienes un pequeño problema de peso que puedes solucionar con una dieta que inicies el próximo lunes? ¿Alguna vez has pensado que ellos son los que están en peligro de caer en la locura de comer compulsivamente, mientras que tú solamente estás un poco pasado de peso?

Pueden intentar responder a estas preguntas para saber si son Comedores Compulsivos. Las he elegido con intención, pero es que yo no las he escrito. Están en su página y no las he puesto con mala idea. ¿Cómo llegué a ellas? Veamos.

Todo esto viene a que he leído una noticia sobre una pobre orangután to gordoca por comer hamburguesas, patatas fritas y chucherías, lo que viene siendo la mejor dieta para un animal salvaje y un pre-adolescente con mucha calderilla en los fondillos de sus pantalones. En la actualidad el animal pesa 100 kilos cuando debería pesar la mitad. Ese ha sido el primer paso.

Esa noticia la he enlazado con otra sobre nutrición, intentando hacerme el graciosillo con algo bien simplón y que puede herir sensibilidades. En esa noticia he leído lo siguiente:

“Los miembros de Comedores Compulsivos Anónimos saben desde hace tiempo lo que ahora comienzan a ver claro los neurocientíficos y los endocrinos: hay alimentos que no pueden parar de ingerir, aunque saben perfectamente que no les convienen. Quienes pertenecen a esta organización creada hace 50 años no se decantan por las frutas o las verduras. El paladar les reclama, más bien, costillas con salsa barbacoa, hamburguesas o helados. En definitiva, comidas muy ricas en grasas y azúcares.”

Aquí iría un dibujo pero no me acuerdo de cuál.

Comedores Compulsivos Anónimos (OA) tienen una web y no sé si corresponde con la misma con la que he comenzado esta entrada extraña en el blog de un servidor y que ha llamado considerablemente su atención, la mía, digo. Fin.

La verdadera noticia es de la semana pasada y me la guardé en la recámara. Fue la de un señor que se parece al 8 que va en medio de cuatro unos, ya me entienden (o no, que es lo más probable) y que ha asegurado su pelo por un millón de euros. Viendo la foto a lo mejor les viene alguien a la "cabeza" (chiste realmente patético) y ya saben a quién me refiero... La cuestión es que “(…) se desconoce por el momento (...) qué daños ha de sufrir su pelo para cobrar dicha cantidad.”

Hombre, yo creo que, por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez:

-Que se le queme.
-Que se lo coma una cabra.
-Que un champúns le seque las puntas.

En estos momentos los concursantes no saben qué decir. Montse decide entonces levantarse y empezar a hacer algunos gestos de mimo para ver si su marido, residente como ella en Sta. Coloma, saca otra respuesta para sumar unos eurillos más a su cuenta corriente. David consigue pillarlo.

-Que se le quede atrapado en la puerta de un cohete en el mismo momento en que se ponen en marcha los reactores después de haber saludado a su amigo Mike Steve Brown, el astronauta guachi que siempre come en casa los domingos, y la potencia del cohete le arranque todo el pelaco de raíz sin que le dé tiempo a decir mierda, esperad un momento, joder, que se me ha quedado enganchada la coleta, no tiréis, no tiréis, no tiréis que escuece.

Se me ocurren un montón más de cosas con las que el señor del pelo podría cobrar su millón de euros, pero ya si eso lo voy dejando que no he empezado muy fuerte y creo que estoy terminando peor.

Gracias y hasta la semana que viene, no, la otra que me voy unos diíllas de vacaciones.

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