sábado, octubre 16, 2010

Enfrenta anos tratar quemar supuestamente

Hay noticias que no tienen desperdicio y que pocos comentarios necesitan. Un cable pelao" es la historia de un hombre que no dudará en superar cualquier obstáculo, concretamente una verja de dos metros de altura, para conseguir lo que necesita. Una historia que le hará sufrir las consecuencias, quemarse las manos, y que, a pesar de ello, no dudará de nuevo en superar cualquier obstáculo, concretamente la verja otra vez coronada “por puntas similares a las de una lanza”, para desplomarse después de logrado su cometido, que se suponía que era mear. Una historia “rocambolesca” como nos cuenta el redactor de la noticia.

Ocurrió en Valladolid y, como nos advierte “una” en los comentarios, esto no hubiera pasado si pusieran urinarios públicos.

Al parecer el hombre, de 27 años (lo que no le hace ni más listo ni más tonto), se chamuscó las manos al tocar “un cable sin saber muy bien cómo que le dio la descarga” y tal vez se inventó la historia del ir a mear en plan escalada previa aventura para aclararlo todo ante los policias municipales que se personaron en el lugar. Pero la verdad, por más que leo la noticia es que no me aclaro de nada…

He-Man no tiene nada que ver con la noticia. Lo he puesto por poner.

Otra noticia que me ha llamado la atención del mismo diario es el uso del “presuntamente” y el “supuestamente” en la siguiente noticia redactada por la agencia Europa Press.

“Una mujer de origen portugués, Fernanda María D.B, será juzgada el próximo día 26 de octubre en la Audiencia de Valladolid bajo la acusación de haber intentado quemar a lo bonzo a su casero en octubre de 2008 por haberla echado de la vivienda que le había alquilado.”

Lo de origen portugués sobra un poquito. No promovamos cosas malas anda, por favor. Si lo digo por lo que lo digo que luego me dicen y yo no lo he dicho.

Pero bueno, hasta este punto todo nos queda muy claro. Horribles acontecimientos. Quemar a personas, eso, niños y niñas, está muy feo. Con las hormigas se puede hacer con una lupa, incluso es divertido aunque sean los insectos que más respeto del mundo animal y con las cuales establezco conversaciones de tipo intelectual; con las moscas hasta es una obligación. Pero con humanos, no. Ahora viene lo que les digo de los “supuestamente” y los “presuntamente”.

“Durante la vista se analizará lo ocurrido (…) cuando la procesada (…)  intentó, presuntamente, quemarlo a lo bonzo. Para ello, y siempre según la tesis de las acusaciones, la acusada iba 'armada' en una mano con una botella, con tres cuartos de la misma llena de gasolina, y en la otra con una caja de cerillas.”

Bueno, es bien cierto que hay personas que pasean por la calle con botellas llenas de tres cuartos de gasolina por puro ocio. Como complemento no hay nada mejor que una caja de cerillas. Ergo es normal que se diga, en estos casos, “presuntamente” dado que llevar estos elementos encima no implica tener intención de quemar cosas y menos personas humanas. Por ejemplo, la moda es lo que tiene: muchas veces se nos escapan determinados complementos en las famosas pasarelas del mundo (pura estulticia) y algún día, les digo, llevar una botella con tres cuartos de gasolina y una caja de cerillas y un mapache en la cabeza será lo más.

“Así, y tras verter parte del combustible sobre la cara y resto del cuerpo de su casero, la acusada sacó una de las cerillas con la intención, supuestamente, de quemar viva a la víctima.”

No, no. Creo que no. Realmente no pretendía quemarle. A lo sumo hacerle un peeling facial desos. Vamos.

Afortunadamente parece que el atacado solamente sufrió una “leve epiteleopatía”. Nada grave. Menos mal.

Aquí iría el dibujo de una persona que acaba de saltar una verja de pinchos con un hacha en una mano, la churra en la otra, meando como loco. Varias personas que esperan la llegada del tren huyen despavoridas. Un señor mayor que entiende de cosas, advierte muy tranquilo al resto que no tienen por qué preocuparse. “¿Pero es que está usted chalao?”, le pregunta una mujer que acaba de hacer la compra de la semana. “¡Viene a matarnos! ¡Y a mearnos!”. “Señora, le diré”, dice el señor mayor, “que eso es una apreciación suya”. El tipo del hacha pasa por su lado y le rebana un brazo, no sin antes salpicarle un poquito. “¡Chaval”, le gritá el señor mayor, “que sepas que me has hecho daño, so guarro!”. Supuestamente el otro no se había dado cuenta.

Esto es para el lunes.

Gracias y adiós.

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