domingo, octubre 19, 2008

De ortografía y hortografidas

Una noticia “desoladora”: “Mucho título y pocas letras”.

«Lo que preocupa verdaderamente es la incompetencia expresiva de muchos universitarios que les imposibilita comunicarse con un mínimo de sentido, coherencia y criterio».

Aquí iría el dibujo de un universitario en un exámen sobre la generación del 98. Acaba de pasarle las respuestas al compañero de delante en una chuleta. “Pero, ¿qué mierda pone aquí?”, le pregunta el otro.

«”Hay licenciados que tienen dificultades para ordenar una frase con su sujeto, verbo y complementos", asegura la directora de convocatorias de becas de La Caixa, Rosa María Molins».

El problema, parece, deriva de los propios educadores que tampoco es que escriban demasiado bien. Por tanto, si ni ellos mismo tienen ni pajolera idea de dónde va una coma o dónde una hache, cómo van a corregir a sus alumnos. Lamentable.

Alberto Gómez Font es un crack. El tío viene a decir que no hay problema con las abreviaturas, que siempre se han utilizado a lo largo de la historia y que cómo va a ser un problema la falta de lectura si se tiran los chavales ¡todo el día delante del ordenador!, con exclamaciones y todo, me supongo. Amigo Alberto, como comprenderás no es lo mismo leer horas y horas textos de colegas vertidos en foros o en chats superguays, repletos de faltas de ortografía, que sentarte con un libro y leer, pero leer de verdad. Es decir, leer.

Lo que pretende recalcar el texto es que el problema no radica tanto en ese mal uso del lenguaje (intento de asesinato, comenta el redactor), sino más bien en la capacidad para expresarse con coherencia, de resumir las ideas, de plantearlas de una manera simple y directa. El ejemplo es éste:

«Una breve consulta: voy a intentar presentarme al examen del día 1, si no, me presentaré al día 7. ¿Podría decirme cual es el temario que entra para examen?, la verdad es que con tanto parcial no se que entra en este examen, quisiera saber si entra de nuevo el temario del que nos hemos examinado o no. A su vez sería interesante saber los puntos del temario que entran. Espero que esta vez me entienda, saludos"».

Dejando de lado las faltas, analicemos. El problema reside en dar vueltas y vueltas intentando plantear una pregunta bien simple: “¿Qué cojones entra en el examen, amado profesor?”. Que si suspendes el 1, te presentarás el 7, no le importa a nadie, excepto a ti, chaval/a. Es más, es de suponer que si el día 1 el examen lo cateas, irás al día 7. Tus dudas son claras: no sabes lo que entra, si entra lo que ya entró o solamente lo nuevo. Por lo menos, el chaval/a expresa su anhelo de ser comprendido/a, aunque plantee él/ella mismo/a sus dudas al respecto.

Aquí iría el dibujo de un secuestrador que le ha pasado una nota de peticiones al negociador de la policía. Al no obtener respuesta tras varias horas, el secuestrador amenaza con matarlos a todos de una forma muy seria. El negociador se rasca la cabeza. Otro, a su lado, se encoge de hombros. Detrás, algunos profesores de filología hispánica mantienen un duro debate. “No comprendemos una mierda de lo que pone, pero ya es la tercera vez que nos envía una nota como ésta. Lo mejor es que los mate a todos. Lo sentimos mucho”, terminan diciéndole los profesores al negociador de la policía.


También se habla del rebuscamiento, de “oscuridad impostada”. Hay un ejemplo de ello que me recuerda algunos textos que leí en la universidad, ya no solamente de autores como Nietszche, Max Scheler y un largo etcétera, sino de los propios profesores, diantre. Vale, fui a la de Filosofía y Letras. Solamente dos años, gracias. Pero es que toda esa mandanga retórica y “rebuscamiento postizo, un cultismo mal utilizado” me la impusieron ellos. Yo, juro, no entendía nada, quería que me hablaran “de otra manera”. ¿Ahora me lo decís? Malditos cabrones… Vuestro consejo llega demasiado tarde.

Se habla de orgullo por la lengua, de dejadez y se reincide en la incapacidad de los profesores. Pero no se habla de soluciones, quizá porque entre tanto intento de descubrir los motivos no se piensa en ellas; o éstas puedan resultar demasiado caras; o, simplemente, el redactor lo ha dejado para otro día. Yo se lo dejo a ellos, los cultos, también. Pero creo que el primer paso está en leer, pero no solamente la serie de libros de ‘Harry Potter’, que están muy bien, sino unos cuantos más y de forma habitual. Es decir, leer. Como dijo aquella o aquél: “Espero que esta vez me entienda, saludos”.

P.D.: Una pregunta: ¿Por qué ahora cada vez que hay una noticia sobre el Titanic, tiene que salir por cojones la banda sonora de la película homónima? Por cierto, la anciana da canguelo.

5 comentarios:

. . dijo...

Yo creo que el problema reside en la educación, tal como se defiende en el artículo. Y no especialmente en los profesores, cuyas últimas generaciones son víctimas ya del sistema que les enseñó así. Tampoco coincido en que la implantación de la LOGSE fuese el punto de partida; aunque es cierto que lo aumentó, ,el problema comenzó bastante antes. Cuando yo era pequeño, teníamos Lengua y Cálculo diariamente y no una hora cada asignatura sino bastante más. Eran el eje de la jornada escolar. Y el resto del tiempo, un poquito de Trabajos Manuales, Educación Física, Geografía, Historia, etc. Y, excepto en las meramente físicas, en ellas se prestaba también especial atención a la expresión, redacción y ortografía. Porque se entendía, correctamente a mi parecer, que era primordial el dominio de esas herramientas para un aprendizaje posterior.

Hoy las cosas han cambiado. En la enseñanza primaria, asignaturas como Conocimiento del Medio tienen más horario que la Lengua o las Matemáticas, que no llegan a tener una hora diaria y si las tienen es porque el maestro, por su cuenta, les quita tiempo a otras asignaturas. Y no es de extrañar, dada la cantidad de contenidos e incluso valores que se quieren dar de manera reglada. Antes la fraternidad, la solidaridad y muchos otros valores iban implícitos en la propia educación; hoy son objeto de rimbombantes proyectos específicos con gran consumo de medios y de tiempo escolar. Así cada día tenemos más analfabetos funcionales, eso sí, solidarios de cojones (hasta que llegan a una edad en que descubren que los negros donde más les gustan es en un video de Youtube mientras son apaleados).

Sr. Sin Culo dijo...

Mejor que tú no lo sabe nadie, que estás metido en la chicha del asunto.

Yo no vengo de tan lejos, pero sí recuerdo pruebas de expresión escrita y comprensión lectora. Sin ir más lejos me viene a la mente una de cuando hacía cuarto de la EGB... Además, en nuestros exámenes tener según qué número de faltas orotográficas te bajaban puntos o incluso te provocaban un suspenso.

Si las cosas están así, entonces es que hay muchas cosas que cambiar.

Sr. Sin Culo dijo...

Por cierto, ahora que me doy cuenta, decir "yo no vengo de tan lejos" no ha sonado muy bien...

Sr. Stromboli dijo...

Aprovecho esta entrada para saludarte, Cifuentes ;-)

Dame un tiempo para meterme de lleno a leer tu blog y ya te comentaré donde corresponde, que a pesar de que no pides votos de vuelta a Plyngo jeje, creo que te lo mereces (por la pinta del blog, y por tus frases antológicas que acabo de leer un poco de pasada, xD)

Como digo siempre en mi blog, hay mucho y bueno por descubrir, y parece que este blog es uno de ellos.

ipecan dijo...

La verdad es que da pena comprobar cómo hablan y escriben la gran mayoría de los adolescentes.
Yo no sé si ha contribuido a ello la Logse o no, pero lo cierto es que ha dejado de tener importancia hablar y escribir correctamente, y el uso continuado del sms con su limitación de caracteres ha sido la puntilla.

Además como hoy da igual aprobar que suspender, para qué me voy a esforzar en escribir con sus tildes y todo.