domingo, octubre 05, 2008

¿Qué haches? … Nada. Otro misterio a punto de ser resolvido

La cuestión de las haches es, aparentemente, más compleja. Han llovido ríos de tinta y, por qué no decirlo, también de sangre. Hay un interesante artículo en el Diario Norte de Castilla a este respecto. Me quedo con párrafos como: “La guerra contra la 'h' viene de antiguo. Sirva como ejemplo el maestro Correas (Gonzalo Correas), quien en su 'Ortografía kastellana', publicada en 1630, dice a propósito de esta letra que «no se á de poner adonde no suena i estaría oziosa, como en é, as, an, onbre, ermano, istoria, gueso, guevo y otros tales». Yo me quedo con “guevo” antes que “huevo”. ¡Dónde va a parar!

Según el artículo, más “total destroyer” es Gabriel García Márquez al que se le va la pinza y habla de una jubilación de la ortografia. Sin embargo, la letra hache le cae bien y dice que a ella ni tocarla que, si acaso, que se ponga en donde le venga en gana al escritor. Es decir, que hay que escribir mal pero con un montón de haches. Me lo apunto. A ver si así me hago famoso con mi próxima novela… Qué listo este Gabri. Es como Don Juan Ramón Jimenez y el rollo suyo con la jota. ¡Qué muermos, coño!

Pedro Vera, partidario de no hacer uso de la hache en palabras como “ostia”, se llevaría francamente mal con Gabriel García Márquez. Estas cosas son importantes saberlas porque generan odios malsanos que se prolongan en el tiempo de forma irreconciliable…

La Fundación Casadelalectura.org habla de la hache y dice: “La hache no siempre fue muda. En el siglo XV era una aspiración que alternaba en varias palabras de origen latino con la efe: fazer/hazer, folgar/holgar, fuego/huego. En la primera mitad del siglo XV ya se tenia por arcaica la efe de muchas palabras, pero leguleyos y notarios seguían usándola en sus escritorios en sus escritos: fijo/hijo, fincar/hincar, fecho/hecho. Esa usanza mantuvo hasta nuestros días fallar en vez de hallar, para expresar la finalización de un asunto jurídico, y ha prolongado hasta hoy variables como Fernando/Hernando, Fernández/Hernández, fierro/hierro, forma/horma”. Poco a poco la letra fue perdiendo su sonoridad, y de ahí a nuestros días en un viaje alucinante y lleno de emociones súper-fuertes.

En realidad, para dilucidar realmente si la palabra “fostia/hostia” va con hache o sin hache solamente debemos dirigirnos a la RAE y buscar la palabra. Observaremos que “hostia” se escribe con hache, así que el misterio se resuelve bien pronto. “Ostia”, es decir, sin hache, significa molusco. Así, cuando Pedro Vera escribe “Ahivalaotia” en alguna de sus tiras cómicas lo que en realidad está diciendo es “Ahivalmolusco”. Una pena. Aunque me sigue pareciendo que “Ahivalaotia” es mucho mejor que “Ahivalahotia” en cualquiera de los casos.

Sin embargo, realizando una búsqueda por el Google nos encontramos con este nuevo misterio: “Ostia” obtiene 9.600.000 entradas en internet, mientras que “Hostia”, 3.150.000 entradas. Este hecho me hace ver que el uso en internet de la palabra sin hache está mucho más extendido. Habrá que asaltar por tanto la RAE y hacerles ver a esos viejunos, apoltronados en sus sillas de cuero, que deben cambiar esta circunstancia. Con la salvedad de Arturo Pérez-Reverte, que me cae bien, pueden pegarle al resto.

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