martes, septiembre 30, 2008

Vicky, Cristina, Pedro Vera

Estoy leyendo en internet algunas críticas nada positivas de la última película de Woody Allen. Dejo de lado las buenas, que no es que sean más veraces que las malas, pero sí acostumbran a ser más aburridas.

La verdad es que cuando me enteré del "título" de la película no pude más que pensar que debía de ser un truñaco de los buenos. Una vez estrenada, la crítica la ha acogido complaciente y ha hecho que el título comenzara siendo lo de menos. ¿Me han engañado?


Autorretrato de Pedro Vera, por Pedro Vera.

Yo todavía no la he visto. Pedro Vera parece que sí y a él no le ha gustado nada. La llama "bodrio", y Pedro Vera es sabio. Yo, desde que leí (y me deleité) con una tira suya en El Jueves sobre Lovecraft y el Necronomicón, creo en Pedro Vera. También en todos aquellos que la han visto y no les ha gustado. Porque una película con un título así, supongo que por imposición (había de salir "Barcelona" por cojones) no creo que haya de tomarse muy en serio. Aunque sea de Woody Allen.

Hablando de Pedro Vera no puedo dejar de publicar aquí un chiste, no sé si suyo o de tradición popular, bocadillo de panceta en boca de uno de sus personajes, Pacheco, en El Jueves de la semana pasada. Literal:

Diseee: Do andaluse van por la calle, cuando de repente ven pasar una paya de que te cagas, y uno de ellos dise: -Ozu, vaya Jaca va por ahí!!! Y el otro contet-ta: -Pajaca la que me hice yo anoche!!!!!! Cacacaca. Jajojajota!!!

"¡Bravo!."."!,

lunes, septiembre 29, 2008

Aviso y enlaces a navegantes

¡¡ADVERTENCIA!!

Si alguien viene aquí de pasada y se encuentra con este blog, habéis de saber que no soy un guionista. Estoy entrecomillado porque todavía hoy (y a lo mejor nunca) nadie me ha pagado por nada de lo que he escrito. Por si esto no fuera poco, a día de hoy (y a lo mejor nunca) he terminado ningún tipo de proyecto personal por el cual alguien me pueda llamar guionista, sí escritor, pero eso es otra canción por la que tampoco he recibido todavía nada a cambio. Así que entrecomillado me quedo sine die. Y ya está.

Esto no es más que un mirarme un poco el ombligo y soltar algunas gracietas con más o menos atino. Si queréis conocer a guionistas de verdad, en los enlaces a otros blogs podréis encontrarlos. Es enriquecedor pasarse de vez en cuando y echar un vistazo al mundo real de los guionistas. Hay algunos más, que iré colocando. Con ellos aprenderéis cosas útiles y a lo mejor os servirán de ayuda si tenéis un gran proyecto entre manos. Preguntarles. Parecen gente cercana. Yo, al que me escriba, lo mato.

Yo, más que de experiencias con productores (que las tengo) o secretos de cómo escribir un buen guión (que a lo mejor los sé), planteo este blog como una ventanita, más que para que otros me vean, para mirarme yo. Al final todo resulta una perdida de tiempo bastante considerable. Lo peor es que me sobra el tiempo y tengo un ombligo muy grande lleno de pelusa que alberga más pelusas y, a su vez, muñecos de peluche enredados en víscesas sanguinolentas.

¿Qué tal una serie en un autobús, toda entera, todos metidos ahí dentro, con "paradas solicitadas" y frenazos? En esta línea, una en un vagón de metro no estaría mal. Solamente un escenario. Con mucha afluencia de gente... Vaya, la señora de la limpieza está limpiando la escalera. Escucho cómo pasa el plumero. Resulta que ayer limpié la arena de los gatos y he dejado la bolsa junto a mi puerta. El rellano apesta... Bueno, en cuanto no me vea vuelvo a meter la bolsa adentro. Juro que esta tarde la sacaré al contenedor de basura... ¿Un personaje metido en un contenedor? "Gracias por la arena del gato, señor." "De nada hombre. He dejado algunas cacas." "¡¡Genial!!".

Aquí iría el dibujo de un contenedor con una alfombrilla en la que pone: "Límpiense los zapatos antes de entrar. Gracias".

domingo, septiembre 28, 2008

Planteamiento

He leído un artículo en LaVanguardia sobre el fenómeno fan. Habla de los Monty Python, de Star Wars, de Star Trek, sobre todo de esto y me parece que de nada más. Yo soy fan de muchas cosas. Star Wars no toca tanto mi fibra sensible. Respecto a lo demás, yo hubiese querido ser un Monty Python, y de Star Trek tengo recuerdos muy buenos. Desde luego algo ha de tener una serie que, desde 1966, viene asomando en las pantallas de todo el mundo.

Yo me enganché a “Star Trek: La nueva generación”. Pasé muchas noches atrapado por esos guiones tan currados, esos personajes tan flipantes, las misteriosas criaturas, los paisajes alucinantes, el negro espacio profundo. De aquella época recuerdo también series como “Búscate la vida” que dio a conocer a Chris Elliot, interpetando a Chris Peterson, un repartidor de periódicos de treinta años que vivía con sus padres. Su vida (entre las risotadas) era tristísima en aquellos años en que un servidor la veía. Ahora habría que estirar la goma hasta los cuarenta y pico para darle el cachondo patetismo que reflejaba. Desquiciante. Joder, cuánto me he reído con esa serie. Duró dos temporadas.

Recuerdo también “The Young Ones”, que tengo en DVD y alguna vez he intentando revisionar. De los ochenta. La emitió BBC2 y yo la pude ver en Barcelona en Canal 33 a principios de los noventa, si mal no recuerdo. Los personajes, desquiciados como pocos. Aparecían unas ratas que participaban de las trastadas y tenían sketches propios. Sufrí muchos ataques de risa con esa serie. También duró dos temporadas.

“La víbora negra” también hizo de las suyas en mí el verano que la emitió la televisión catalana. Factura de la BBC One. Esta duró más, pero me quedo con la primeras temporadas que transcurrían en el Siglo XV de la historia inglesa.

Todas estas series de humor, así como una reposición de Monty Python: Flying Circus subtitulada en la misma cadena, han quedado muy grabadas en mi mente y hecho mella considerable.

Siempre me he planteado escribir una serie de televisión. Como estas. Desquiciantes, atrevidas, irreverentes. Me he entretenido en otras cosas y nunca he terminado de plantear un proyecto "serio". Supongo que ha sido siempre el hecho de desconocer si existía una vía real de darla a conocer. A día de hoy dudo que esa vía todavía exista. Pero a lo mejor lo intento. No sé si seré capaz de ello. Pero, mientras espero que suene la flauta y alguien crea en mis posibilidades (cosa francamente chunga) o, siendo mucho más realista, encuentro un trabajo como vendedor de gama blanca y marrón, voy a intentarlo con todas mis fuerzas.

De cualquier manera ya dije en su día que no tenía culo. Voy a tener que dejar el resto de mis proyectos novelísticos. A lo mejor con esto consigo despejarme un poco…

Qué aburrido todo, ¿no? Para compensar voy a poner la portada de un album tomado al azar de una de esas páginas que no me harto de mirar y remirar.



Yo quiero una serie que exprese todo lo que me asalta al contemplar esta portada. Impresionante.

sábado, septiembre 27, 2008

Sábado

No obviaré el hecho de que hoy me he aplastado los huevos contra la taza del váter. Pensaba que la tapa estaba levantada. Lo peor de todo es que no iba a cagar. Imposiciones maritales. Pero aun así hay veces en que meo de pie, como un desafío, para hacerme sentir un macho de verdad. Solamente a veces, claro. Luego, limpio la gotita.

viernes, septiembre 26, 2008

La tristeza de descubrir la verdad

Hoy he recibido de mi cuñao un correo electrónico (gracias), entre otros, que me ha llamado mucho la atención y me ha hecho reír. Mucho. Es el siguiente:



Como véis existe un problema dimensional, no sé si de los niños o del tobogán-piscina.

Haced una prueba. Haced click en la fotografía para verla en tamaño más grande. Contemplad durante unos segundos el fabuloso hinchable de la izquierda. La niña deslizándose por el tobogán. Los niños entusiasmados. El chico que lanza la pelota a la canasta. El niño que pretende subir. La niña de rubio con el pulgar hacia arriba. Luego, después de esto, mirad el de la derecha.

...

¿No os embarga una súbita tristeza? Menudo puto tobogán de la mierda. ¿Cómo se puede jugar con los sentimientos de unos padres y unos hijos de esta manera tan cruel?

Lo que está claro que esto es un burdo montaje. O los niños han sido reducidos al tamaño de un elfo o el tobogán ha sido agrandado, lo cual al final, resulta ser lo mismo. Pero me da a mí que ha sido lo primero. Los micro-niños se lo pasan pipa. Los niños reales se plantean si su padre les quiere de verdad o es un capullo redomado.

La cara de pena de la niña no tiene precio. La pelota inflable que sostiene el niño bajo el sobaco pretendía ser encestada en esa cosa de agujerito de canasta doblada hacia un lado en donde, sin lugar a dudas, no cabe. Me hago a la idea de que un hámster lo pasaría pipa dentro de ese piscina hinchable. Por lo menos cogería velocidad al deslizarse por el tobogán. Triste. Muy triste.

Por cierto, últimamente estoy viendo Mad Men, una serie sobre el mundo de la publicidad a principios de los años sesenta. El primer capítulo es memorable. Ya, con el tercero a las espaldas, se está convirtiendo el asunto en un culebrón de mucho cuidado. Pero seguimos viéndola. A ver cómo se encarrila. También hay un libro titulado Nologo de Naomi Klein que habla precisamente sobre el mundo publicitario. Todavía voy por las primeras páginas.

El mundo de la publicidad, tan poderoso y cruel al mismo tiempo.

jueves, septiembre 25, 2008

Estreno de "Plutón BRB Nero": El critiqueo

Voy a ir rápido porque no quiero tirarme toda la mañana con esto y, sin embargo, me apetece escribir sobre ello.

El primer capítulo. Para ser el primero, muy bien. Los actores en su sitio. Divertidos. Falta algo de ritmo. Falta algún personaje más. Bastantes más. Eché de menos un robot. Pero un robot de verdad. De hojalata, como en el Mago de Oz. Un robot de esos de serie B, con mucha carcasa y botoncitos de colores con miedo a volar o que se le cae el cuerpo a pedazos y es un deprimido de cojones. Me falta también algún alienígena, además de Roswell, al que le noté un poquito encogido para pretender ser un cabrón total. También, por qué no, algún becario al que putear por parte del personaje que interpreta Areces. Pero, vamos, que probablemente irán apareciendo. Si la cosa pudiera quedar remotamente en esto, yo no aguantaría hasta el tercer capítulo. Y ese es el tema central de mi crítica.

No me dio la sensación de que había mucho más dentro de esa nave. Espero equivocarme. Tengo el temor de que toda la artillería pesada se nos puso delante de los ojitos… No, no puede ser. Un adroide que va contoneándose y que explota de forma inconsciente su potencial sexual. Una pareja “cómica” formada por un androide y un mecánico al que le falta chispa. El capitán de la nave a quien no para de dar la brasa su mujer, que si ahora los niños, que se le ha estropeado la lavadora,… y que se acuesta con la androide. El presidente de “Yo-qué-sé-qué” recordándoles su misión, intentando dar un poco de cordura al asunto, planteando un resumen a los espectadores en todo ese descontrol.

Muy bien, pero un servidor quiere más. Quiere viscosidades, quiere rayos equis, quiere explosiones, bichos de goma, y la sensación de que la serie va hacia algún lugar. Me explico. Termina el capítulo y piensas: “¿En algún momento esa nave estaba sobrevolando el espacio?”. Una vez forzada tu mente a hacerte la idea de que sí, entonces dices, con mucha fatiga: “Bueno, se supone que el capítulo era una presentación de personajes. El capítulo iba de que había como un campo de fuerza extraño o una cosa que qué sé yo… Pero están buscando un planeta que pueda albergar vida humana, ¿no? Sí. Bueno, hay un alienígena cabrón que les ayuda a resolver el problema y…”

Me planteo lo difícil que es escribir un primer capítulo para una serie de este tipo y por eso no voy directo a la yugular. Dentro de lo que cabe la cosa ha estado entretenida. Dura unos treinta minutos, lo cual es de mucho agradecer. Por fin algo de cordura en las seriesde factura Española. Pero, repito, me parece que la cosa puede dar mucho más de sí. Afortunadamente tengo la extraña percepción de que será así, que esta serie tiene mucho que enseñarnos. Ojalá.

Bueno, el parto no ha sido tan malo. Como media le doy un 7.

Ahora me voy a pasar el aspirador de neutrones sobre el polvo interestelar.

miércoles, septiembre 24, 2008

Pendiente de calificación por edades

Me gusta mucho el teatro. Tengo alguna que otra obra escrita. En realidad, dos. Y algunas ideas más pendientes de ver qué hago con ellas. Como llevaba tiempo sin meter nada de mis "archivos secretos" me he animado a colgar un trocito del último titulado "El caso", con su copyright y todo.

El trocito que aquí publicó, como digo, es una muestra de ese último trabajo que escribí, por amor al arte, hace unos cuatro años, si mal no recuerdo. Está pendiente de ser estrenado por un amigo director de teatro amateur que lo hace muy bien. Viendo la progresión de la obra y los inconvenientes que parece plantea su estreno, esto parece una superproducción americana... Ya ni pienso en esa posibilidad. Creo que no se estrenará nunca, pero desde hace años que nada de lo que hago termine dando resultado alguno, ya no me quita el sueño. Solamente me hace pensar, a veces, en salir a la calle con una recortada y pegar tiros a todo bicho viviente que se me cruce por el camino. Pero son cosas mías. No hay que tomarme muy en serio... Jejeje... ¡Jejejejeje! ¡Jajajajajajaja! ¡Jajajajajajajajajajajaja! ... ¡Ejem!

Como se verá, pongo muchas acotaciones molestas y suelo hacer un resumen al principio de cada acto, cuando debería limitarme a describir qué hay en escena. Comento la aparición de los Doctores, cuya escena es una de mis favoritas de toda la obra. Pero no sale. Lo dejaré para otro día.

En general el texto es una mezcla de terror y humor, humor negro, que a un servidor gusta mucho. En cartel hay una obra de Florentino Fernández y Josema Yuste "Una pareja de miedo" que habrá que ir a ver cuando se pasen por Málaga, si es que se pasan, y tanto mi tiempo disponible como mi ciática con pronóstico de hernia discal me lo permiten.

A continuación, lo dicho... Apaguen sus móviles, por favor, y no suelten pedorretas durante la función. Gracias.

El caso

ACTO II
ESCENA I


En escena están MARY y MARTHA, ambas vestidas de negro. MARY llora desconsoladamente sentada en el sofá sujetando un brazo ortopédico, mientras que MARTHA se muestra más entera; diríamos que no le importa un comino la muerte de su marido. Se pasea por el salón nerviosa, colocando bien los jarrones y cojines. Tras el breve diálogo y sus incidencias, aparecerán los cuatro doctores, compañeros de Watson desde el parvulario y que llamaremos DR. 1, DR. 2 y DR. 3. Puede haber un cuarto, un quinto y un sexto que no digan ni mú. Éstos saldrán de la puerta del centro (recordemos, el dormitorio) donde han dispuesto el triste velatorio.

MARY.— (Entre sollozos) Pobre papá. Pobre papá...

MARTHA.— (Recolocando unas flores en un jarrón) Hija mía, así es la vida. (Para sí) Estás flores son las mismas de ayer.

MARY.— Qué mala suerte. A punto de ganar el Nóbel, con la ilusión que le hacía. (Llora con fuerza)

MARTHA.— (Oliendo las flores) Sí, hija mía. Una pena... ¡Gina!

Mientras llega GINA, MARTHA observará a su hija, que no deja de llorar desconsoladamente. Tras arreglar algunas otras cosillas del salón, se pone tras ella y le acaricia el pelo.

MARTHA.— ¡Ay, Mary, hija, no me gusta verte así de triste! Estas cosas pasan y hemos de enfrentarlas con entereza.

MARY.— Con sesenta y cinco años que cumplía hoy. Y le había comprado un brazo ortopédico nuevo. (Precisamente lo tiene junto a ella) Aquél que quería, el del escaparate de la calle Toe...

MARTHA.— (Coge el brazo y recuerda) Sí, lo sé. Llevas toda la semana abrazada al brazo. El multiusos, con lo caro que es. No te preocupes. Papá te lo agradecerá desde el cielo. (Le da un beso en el pelo, mira el brazo y suspira) Siempre me decía lo que le gustaba este brazo cuando paseábamos por la calle Toe. “Ortopedia Pedazos”. Está justo al lado de la tienda de Lorenzo. Lorenzo... Recuerdo cuando fui a comprarme ese sujetador transparente. Y cuando le dije que me trajera las braguitas a juego con ese bordado en forma de mariposa justo en... (Los llantos de su hija interrumpen su ensoñación)

MARY.— ¡¿Y qué haré ahora con un brazo ortopédico, mamá?! ¡¿Qué haré?! (Y, como si lo supiera de repente, le quita el brazo a su madre. Firme) No me separaré nunca. Lo pondré en mi habitación como lo último que me queda de papá. (Casi en trance) Creo que su alma se ha metido dentro. ¿No crees, mamá? (Gimotea, hasta que vuelve a llorar con fuerza) ¿No crees?

MARTHA.— (Los llantos de su hija no dejan que se concentre en sus cosas) Hija mía, (Sentándose a su lado) estas cosas pasan. Mira, ¿recuerdas a Pope? (Su hija asiente) ¿Recuerdas cuando se metió dentro de la picadora y Lisa no se dio cuenta? ¿Y cuando papá dijo que el steak-tartar sabía raro? ¿Y cuando al término de la cena tu hermana sacó de su plato el lacito azul que siempre le ponías a Pope?

MARY.— Sí, yo quería mucho a mi hámster.

MARTHA.— (Decidida, poniendo fin al discurso) Hija, si superaste con diez años comerte a tu mejor amigo, ¿crees que no vas a superar el fallecimiento de tu padre?

Plutón BRB Nero

Esta noche no hay que perderse “Plutón BRB Nero”, del mismo Álex de la Iglesia que dirigió esa cosa de película llamada “Los crímenes de Óxford”. No voy a entrar en detalle de lo que iba la película. El tráiler era la caña de España, como suele pasar. La peli… En mi ignorante opinión creo que fue un homenaje del director a Hitchcock arrimando codo y hablándole de tú. Emulándose a él, quedó como los restos que se te quedan cuando pisas un buen ñordo de vaca después de haberte intentado limpiar la suela con la hierba y luego restregado en el bordillo. Realmente triste. Pero es Álex de la Iglesia, y también dirigió "El día de la bestia", "La comunidad", "800 balas", "Crimen Ferpecto", entre otras, pero estas me gustaron, y mucho.

Yo espero, de verdad, que esta noche la serie sea una muestra del humor absurdo en el que tanto me regocijo. Pero, ¿por qué ese título? El humor es una cosa seria. No entiendo esa manía en nuestro país (y supongo que en muchos otros) de poner títulos o requetetítulos que pretendan darte una “idea” de lo que vas a ver, un cebo muchas veces engañoso.

Como ejemplo que me viene ahora mismo a la mente Tropic Thunder. Aquí hemos tenido que meterle la coletilla de “Una guerra muy perra”. ¿Por qué? ¿Es que ya de por sí que aparezca Ben Stiller y el resto de la tropa en una película que es, a todas todas, comedia pura y dura necesita de esta coletilla? Yo no la he visto. No sé si será una guerra más o menos perra, pero ¿era necesario ponerlo? Espero que, en el caso de “Plutón BRB Nero” Álex de la Iglesia y sus guionistas se haya tomado la cosa suficientemente en serio, que más allá del título, nos encontremos diálogos refrescantes, personajes bien construidos y tramas entretenidas. Esta noche lo sabremos, a las 23’30, en la 2, cada cual en su casita y Dios en la de todos.

Por cierto, aquí el blog de la serie. Me lo he puesto en los enlaces para tenerlo a mano. La cosa pinta muy bien. Me froto las manos. Esta noche espero no tener que arrancármelas con los dientes.

martes, septiembre 23, 2008

Padres vs. lápices amarillos

Hoy he leído varias cosas. Una sobre un espejo perfecto, obra española que permitirá observar a nivel atómico muestras frágiles.

Aquí iría el dibujo de una célula horrible mirándose en un espejo. Dice “Ya era hora” porque ahora sí se ve guapa.


Entre otras, la que quiero comentar con más profusión y resquemor es que en Inglaterra hay doscientas personas que se han quejado de que en un anuncio contra el tabaco aparecen unos niños. Doscientos padres. Ya estamos con los tocapelotas.

El niño aparece “fumándose” un lápiz delante de un espejo. Imita a sus padres. La pretensión del anuncio es que los padres no fumen delante de los hijos. Hay un estudio que dice que un tercio de las personas que terminan fumando provienen de padres fumadores. Ya me veo a un millón de niños ingleses fumando lápices a todas horas tras ver el anuncio. La cosa tiene mucha miga. Trasladar las quejas de la falta de educación y cuidado de los hijos en el hogar a los hipotéticos mensajes de un televisor siempre me ha llamado la atención.

Aquí, el dibujo de un televisor maléfico porteado por un grupo de niños rebeldes. El televisor dice “Dominaré el mundo”, y parece que tiene razón.


El televisor, ese chisme receptáculo de tantas cosas propensas de ser vistas por niños, es el culpable de quejas que, la verdad, me parecen realmente gilipollas. Es como aquella de la asociación de campesinos de Cataluña o no sé qué al respecto del anuncio de Bocatta en que se veía a una familia tronchándose los huesos tras venir del huerto. Es que hay asociaciones que se aburren mucho o no saben cómo encontrar fondos.

El tema del horario de protección infantil está manido y, para un servidor, no vale para nada. ¿Pero es que ese sobreproteccionismo va a hacer a la chavalada mejor? Si no tienen el cariño de unos padres en casa (porque están hasta el tuétano de curro), un porcentaje saldrán tarados de todas las maneras: ya sea viendo un anuncio de patatas fritas, que una serie en que se amputan brazos a todas horas.

El problema no reside tanto en que un padre no quiera que su hijo vea a otro chiquillo “fumándose” un lápiz amarillo delante del espejo como en que ese padre o madre tenga tiempo para explicarle a su hijo que fumar es una porquería (e intente hacerle entender el motivo por el cual él sí fuma o ha decidido no fumar nunca), así como que esté al tanto de lo que hace y no hace cuando está en casa o vuelve de salir con los colegas. Si no hay tiempo para estar cuidando a un hijo y te ha pasado que, por cosas de la vida, has tenido uno, no le eches la culpa de lo tarado que te ha salido a la televisión, tampoco al profesor, ni a esos compañeros cabrones que le han majado a collejas a la hora del recreo o a ese programa en el que salen tetas. La culpa es vuestra, padres del mundo. A joderse toca.

La responsabilidad de la educación es vuestra y sólo vuestra. Porque si un profesor decide recriminar a vuestro hijo por una falta de conducta y, al llegar a casa viene lloriqueando o insultando al profe y, no solamente le dais la razón, sino que buscáis al profesor abusón de los cojones para pegarle una paliza, entonces el problema es vuestro y solamente vuestro. Porque cuando tu hijo te pide que salgas con él a pasear y no te apetece porque estás hecho mistos y le regalas una consola de videojuegos para que se entretenga, entonces luego no digas que el chaval te ha salido un solitario pirado que se dedica a quemar las cortinas del salón. Y hay muchos ejemplos. La suerte es que salgan chavalines educados y correctos.

Pero en fin, que esto tiene mucha más miga que un niño haciendo posturitas delante de un espejo con una mierda de lápiz en la mano.

Aquí, el dibujo de un lápiz maléfico porteado por un grupo de niños rebeldes. El lápiz dice “El mundo será mío”, pero no lo veo muy claro porque los chavales que llevan el televisor parecen mucho más cabrones.

lunes, septiembre 22, 2008

Jefes

Según un artículo leído esta misma mañanita parece que la tendencia de los jefes cabrones es convertirse en coleguillas guays. No creo que se alcance esa cota pero hay estudios que han averiguado que un jefe cabrón no hace a un empleado más eficiente. Este tipo de estudios me sorprenden por el grado de estupidez que parece demostramos el resto de la humanidad que los leemos o escuchamos. Es decir, ¿un tío al que su jefe está jodiendo día y noche haga las cosas bien o haga las cosas mal no rinde ni se siente feliz en el trabajo? Joder, menudo descubrimiento. Es como aquel estudio que salió hace tiempo y cuya conclusión era que un trabajador feliz es un trabajador mucho más eficiente y comprometido con la empresa. Me cago en Pascual, la gente que realiza estos estudios son unos genios. Lo peor de todo es que, tal y como plantea el artículo, venimos arrastrando una tradición de jefes cabrones que resulta difícil doblegar. Es como aquello de, como me has jodido, cuando llegue un poco más alto en esta mierda de vida, joderé a todos los que vengan por detrás en venganza de ese jefe que, a su vez, habrá ascendido y al que lameré el culo inmisericordemente. Fenomenal. Hay veces que creo que la empatía humana está cercana a la de la estrella de mar.

Se me plantea una duda al respecto de esos jefes guays y me pregunto si, en verdad, los empleados respetaríamos a un jefe así. Debe resultar muy difícil mostrarte cercano y al mismo tiempo intentar que no te aplasten con la máxima de “le das la mano y terminan cogiéndose el brazo” a la que somos muy dados.

Probablemente si en España tuviéramos un jefe a lo The Office (me refiero a la americana) por hacer un símil un tanto exagerado, lo hundiríamos en la más absoluta nulidad profesional y terminaríamos haciendo lo que nos da la gana en esa oficina de locos. Le diríamos que sí a todo para luego, al darse la vuelta, lanzarle un escupitajo. En The Office los empleados parece que trabajan, y trabajan. Aquí en España parecería que trabajamos, pero no trabajaríamos.

Hubo un momento en la serie, una de esas frases magistrales de los guionistas, en que se resumió lo que creo es todo un arte y que, me parece, se desarrolla con virtud en muchos puestos de trabajo. Es más o menos así: “Debes hacer tu trabajo y tu trabajo consiste en terminar tu jornada laboral hasta el último minuto. No importa si tienes más tarea o menos; tu labor consiste en llegar a ese último minuto haciendo parecer que estás ocupado siempre para luego, cuando llega ese último minuto, coger tus cosas y volver a casa”.

Cuántas veces habréis visto a personas amarradas a un ordenador y os habéis preguntado qué cojones está haciendo. No tenéis por qué tener mucha idea de lo que hace, pero algo os dice que no está haciendo absolutamente nada. Sin embargo, te encuentras esperando a que termine ese nada. Y no pasa un minuto, ni dos, ni tres, pasan diez minutos hasta que esa persona se levanta y te atiende con esa mirada en los ojos de: “Estoy realmente ocupada/o y me he levantado por compasión a ti. Te atiendo porque no tengo remedio. En el fondo, me das asco y pena en proporciones semejantes”. Todo un arte. Maravilloso.

Luego habrá excepciones, naturalmente. Me consta que un elevado tanto por ciento de seres humanos españoles no pueden con su cuerpo. Más cercanos al zombie que al homo sapiens, se arrastran de su casa al puesto de trabajo sin saber qué ocurre en ese lapso de tiempo o, de hecho, sin saber qué ocurre durante toda la semana hasta el viernes o sábado por la tarde en que termina su jornada laboral. Luego están los que trabajan los fines de semana, rara avis que deben enfrentarse a esos ansiosos lúdicos que opinan que ellos, esas cosas con brazos y piernas que se mueven y, a veces, hablan, forman parte del mobiliario aunque tengan, curiosamente, forma humana. Estos me parecen forman parte del subgénero de empleado al que yo he formado parte y, probablemente, seguiré formando. Es en esos puestos de trabajo cuando te das cuenta de que nuestra empatía no es que esté cercana a la de la estrella de mar sino que, simplemente, no existe.

De todas todas, con jefe guay o jefe cabrón, trabajar es una mierda. Caguémonos en nuestros jefes y limpiémonos después el culo con sus corbatas.

P.S.: Hoy no hay dibujo.

viernes, septiembre 19, 2008

Tú, mujer, recuerda que duele

Una empresa de higiene femenina ha sido comprada por "кастрирование прил да!" de línea feminista radical. Tras "a qué mierda huelen las nubes", el anuncio de las mujeres saltando en un trampolín, y el actual "falda mini, confianza maxi", todas ñoñas hasta la náusea, vendrá un anuncio mucho más radical. Es este:

"Si dios se los puso ahí colgando, por algo será. Si alguna vez debes defenderte, tienes un mal día "de esos" o simplemente quieres pasar un buen rato con tus amigas, no lo dudes: patada en los huevos. Con un simple movimiento de péndulo de tu pierna bien depilada, rapidez y un poco de atino, podrás paralizar a cualquier tío. Tómate esa copa en tu discoteca favorita. No dejes que los moscones se te acerquen. Con varias patadas en los huevos a todos aquellos que te rodean, te sentirás mucho mejor. Fresca y segura con tu tampón y una buena patada en los huevos. Patada en los huevos y tu tampón, patrocinan este espacio."

Mentiras, blogs y hámsters atómicos

A continuación una de esas leyendas urbanas que, probablemente, rondarán por el ciberespacio y más allá durante mucho tiempo. Extraída de algún sitio. Da igual de dónde. Es una de mis favoritas junto con la del tipo con un calcetín lleno de mierda en una habitación de hotel.


NOTICIA "REAL" EXTRAIDA DE UN ARTÍCULO DEL PERIÓDICO LOS ANGELES TIMES: "ENCENDER LA CERILLA FUE MI GRAN ERROR, PERO SOLO QUERÍA RECUPERAR EL HAMSTER", DIJO ERIK TOMASZEWSKI ATURDIDO.

Erik Tomaszewski y su pareja homosexual Andrew "Kiki" Farnum han sido ingresados para un tratamiento de emergencia, después de que una sesión de sodomía les fuera realmente mal.

"Introdujimos un tubo de cartón por su recto, y deslicé dentro a Raggot, nuestro hamster. Como siempre, Kiki gritó "¡ARMAGEDÓN!", en señal de que era suficiente. Intenté recuperar a Raggot, pero no podía salir, así que me asomé al tubo, y encendí una cerilla, pensando que la luz le atraería".

Los doctores de la Unidad de Quemados Graves del Hospital de Salt Lake City, en una encubierta rueda de prensa, describieron a través de su portavoz lo que ocurrió después: "La cerilla encendió una bolsa de gases intestinales y una llamarada salió por el tubo, produciendo graves quemaduras en la cara del Sr. Yomaszewski. También se incendió el pelaje del hamster, lo cual provocó que se prendiera otra bolsa de gas, mayor y más interna, propulsando al roedor hacia fuera como una bala de cañón".

Tomaszewski sufrió quemaduras de segundo grado y rotura del tabique nasal, a consecuencia del impacto del hamster, mientras que Farnum sufrió quemaduras de primer y segundo grado en el ano y en el tracto intestinal inferior.


Si la gente termina creyéndose estas cosas, ahora entiendo que haya mucha gente que haga caso a los creacionistas. Tristísimo.

miércoles, septiembre 17, 2008

Jurisprudencia python

"La ley de Chicago prohíbe comer en un lugar que está ardiendo."

Esta ley y el resto al que daré una explicación detallada las he extraído de una web que las tiene todas ordenaditas y con muy buena letra.

El caso viene porque anteayer mi cuñao, Paco Mármol, me esclareció este asunto tan intrigante: el por qué de que en EE.UU. e Inglaterra haya "leyes" tan gilipollas. Él mismo tuvo esa duda y lo habló con un amigo abogado.

Según parece (y es) el sistema de derecho anglosajón y estadounidense se basan sobre todo en sentencias judiciales, interpretaciones que en un momento dado un tribunal ha hecho de las normas jurídicas dictando, en consecuencia, una sentencia que formará parte del sistema jurisdiccional. Es decir, un juez dicta una sentencia en un juicio determinado y esa sentencia se convierte en lo que nosotros entendemos como ley.

Clarificándolo con la ley que abre este "artículo", imaginemos un incendio en un centro comercial de Chicago. Se activan las alarmas. La gente sale por patas, grita, llora, se pisotean unos a otros, lo normal. Llega la policía, los bomberos, y se encuentran con un tipo que se está terminando su bocadillo tranquilamente sentado en la mesa de su restaurante favorito.

"¿Qué cojones está haciendo usted aquí?", pregunta el bombero. "¡Joder, comiéndome un puto bocadillo!". "¿Pero, joder, es que no ve que se está quemando todo?". "Es mi puta media hora de puto descanso. He pagado mi puto sándwich. ¡De aquí no me muevo hasta que me lo coma, joder!". (Nota: Los americanos es que insultan mucho, de ahí tanto improperio. En la version original este texto estaría lleno de "fuck".)

Dice "fuck" porque se le están quemando las patatas.

A lo que vamos, el bombero, en consecuencia, intenta sacar de ahí al tipo, que se resiste pero, finalmente, lo consigue. "¡Te voy a denunciar, mother fucker!", diría el otro. Tenemos un juicio en donde se dicta una sentencia y, "et voilà", ya tenemos jurisprudencia: en Chicago no se puede comer un puto bocadillo en un lugar que se está jodidamente incendiando. Y yo digo, ¡fuck!

Por eso, el resto de ejemplos de "leyes" son aterradoras.

¿A qué puercazo debieron llegar a juicio en Kentucki para que se bañara, por lo menos, una vez al año? ¿Qué locura infernal desencadenaría en Denver dejarle la aspiradora al vecino? ¿A qué loco se le ocurriría en Greene, Nueva York, comer cacahuetes y andar hacia atrás por las aceras cuando hay un concierto? ¿Qué masacre desencadenó esto? Y, por dios, ¿cómo sería de feo el señor que pasó la frontera de Urbana, Illinois? Maldita sea, ¡ahora no dejan pasar a monstruos por ahí!

Esta es buena. "Los peatones del Distrito de Columbia que salten sobre los coches en movimiento para evitar que los atropellen, y golpeen el coche al caer, son responsables de cualquier daño inflingido al vehículo." Joder, aquí hubo un listo que atropelló a una viejecita que le hizo polvo el capó del coche. Señora, debió dejar que la arrastraran doscientos metros entre las ruedas. Mala suerte. La próxima vez mirará mejor a la hora de cruzar el paso de cebra. Ahora amoquine la pasta para que este señor arregle su Porsche.

"En Tulsa, Oklahoma, va contra la ley abrir una botella de soda sin la supervisión de un ingeniero con título". Quien agitó esta botella de soda en Tulsa para hacer la gracieta debió liarla parda.

El motivo por el cual estas leyes son tan tiquismiquis en los detalles lo tenemos en el origen mismo de la jurisprudencia, la sentencia. Un caso concreto genera una ley concreta. Un ejemplo: "Según la ley del estado de Idaho es ilegal que un hombre le regale a su amada una caja de bombones que pese menos de 50 libras (aprox. 23 kg)". Es decir, si esto está bien, debes regalarle a tu amada una caja de bombones de, por lo menos, veintitrés kilos y medio si no quieres que te denuncie y termine ganando el juicio.

En fin, un nuevo caso de "Mundo Absurdo" resuelto. ¡Bienvenidos a mi nueva sección!

martes, septiembre 16, 2008

Cerrado por reformas

Para todos aquellos que no me leen y para el resto que tampoco lo hace, anuncio que durante un mes probablemente no me prodigue por el blog. Tengo pendiente un concurso literario y me parece que esta esquizofrenia no me viene bien. El cerebro de un "guionista" y un escritor, aunque no lo parezca, me da que no son demasiado compatibles. Hay un grupo de conexiones sinápticas que ha de migrar de un lado a otro de mi cerebro con la consecuente falta de calidad tanto en uno como en otro aspecto. Además, el tiempo dedicado a esto, aunque poco, me resta concentración. Tras haber aniquilado el trabajo de varios meses, he de comenzar de nuevo. A ver si esta vez mi faceta novelística consigue salvarse de la quema de mi faceta más radical, la de crítico.

Quizá cuelgue algunos pasajes de lo que vaya escribiendo por aquello de hacer bulto. Pero lo más probable es que no lo haga. Ah, por cierto, si alguien encuentra un culo dando saltos por la calle, por favor, enviénme un mensaje. Les estaré muy agradecido. Ya de paso, si alguien tiene una nueva espalda, que me la envíe también. La mía es un desastre.

lunes, septiembre 15, 2008

En el supermercado

He colgado unos sketches, más o menos afortunados, que suceden en un supermercado. Es una serie de cinco sketches entre los que se intercala otro más que engloba al resto y es la culminación.

A veces me gusta escribir algo pensando en el teatro y, como hacía tiempo que tenía algo abandonado este asunto, se me ocurrió ponerme a ello. Requería que aparecieran pocos actores, la mayor parte femeninos, y que no hubiera cambios de escenario.

Hay otros sketches que quizá me gusten más, pero me parece que estos están suficientemente bien y son complementarios. El sketch “¿Dónde están mis salchichas?” juega con lo absurdo y la reiteración de una palabra dicha de una forma peculiar: frankfurt. Cierra con lo que ha sido el núcleo del sketch anterior “Cuarto y mitad”. Ambos son de un primer borrador revisado.

Sketch 3 ("En el supermercado")

Cuarto y mitad

En la charcutería. Una clienta, anciana, segura en sus ideas, natural, observa los productos con los brazos cruzados, la cartera en la mano. A su lado, una mujer que espera su turno asiente muy segura cuando habla la otra. Le atiende una joven charcutera.


SEÑORA 1
–Mira, me pones… me pones… Salchichón. Pero finito, ¿eh? De’se de ahí. No, no. Del otro. No, ese no. El de al fondo. Sí. Ese.

CHARCUTERA
–¿Cuánto le pongo?

SEÑORA 1
–La mitad de un cuarto menos medio.

CHARCUTERA
–¿Un cuarto?

SEÑORA 1
–No, no. La mitad de un cuarto menos medio.

(La charcutera filetea)

SEÑORA 1
–Ya te has pasao. Mira que te he dicho la mitad de un cuarto menos medio.

CHARCUTERA
–¿Le quito?

SEÑORA 1
–Da igual. Me pones… me pones… Chorizo. Pero finito, ¿eh? De’se de ahí. No, no. Del otro. El de al lado. Ese. Sí. Ese.

CHARCUTERA
–¿Cuánto le pongo?

SEÑORA 1
–Ahora ponme medio de cuarto y cincuenta.

CHARCUTERA
–¿Un cuarto?

SEÑORA 1
–No, medio de cuarto y cincuenta.

(La charcutera filetea)


SEÑORA 1
–Vaya, ahora me has puesto un poco menos. Da igual… Me pones… me pones… Mortadela. Pero finita, ¿eh? … Sí. De esa. Ahora ponme tres medios cuartos.

CHARCUTERA
(La charcutera se resigna)
–Es que no sé que son tres medios cuartos.

SEÑORA 1
–Pues, chica, un medio cuarto, tres veces. Que eres tu la charcutera y no yo.

CHARCUTERA
–Yo entiendo cien gramos, doscientos, un kilo, pero no lo que dice…

SEÑORA 1
–Pues eso en mis tiempos era lo normal. Como los duros. Veintisiete duros, menos tres pesetas. Cuarenta duros menos cincuenta más tres pesetas. ¿A que sí? Es lo que digo.

CHARCUTERA
–Entonces, ¿cuánto le pongo? Cien gramos o ciento cincuenta.

SEÑORA 1
–No, no. Tres medios cuartos.

CHARCUTERA
–Pero es que no sé cuántos son tres medios cuartos.

SEÑORA 1
–Ya te lo he dicho: un medio cuarto, tres veces. Pero finito, ¿eh?

(La charcutera filetea)

SEÑORA 1
–Ya, ya.. Ahora te has pasao bastante…

CHARCUTERA
–¿Le quito?

SEÑORA 1
–Da igual. En mis tiempos, es lo que era.

(Le entrega su bolsita y se va. Le toca el turno a la mujer aparentemente muda)

CHARCUTERA
–¿Qué le pongo a usted, señora?

(La mujer alza la cabeza como no escuchando. La charcutera alza un poco la voz)

CHARCUTERA
–¿Que qué le pongo, señora?

SEÑORA 2
–Chorizo, chorizo.

CHARCUTERA
–¿Cuánto?

SEÑORA 2
(Pausa)
–Cien gramos.

Sketch 4 ("En el Supermercado")

¿Dónde están mis salchichas?

En escena, un hombre bastante extraño se frota mucho las manos pero de forma lenta. Lleva una gorra y tiene la manía de palpar a la gente mientras espera a que llegue su turno. Su modo de hablar es pausado y su voz algo chirriante, pero no demasiado. Le atiende la charcutera del sketch 3.

SEÑOR
–Perdone.

CHARCUTERA
–¿Qué le pongo?

SEÑOR
–Perdone.

CHARCUTERA
–Sí, diga, diga.

SEÑOR
–Perdone.

CHARCUTERA
–Dígame, señor.

SEÑOR
–Es que no están.

CHARCUTERA
–¿Qué?

SEÑOR
–Mis salchichas Frankfurt (marcando siempre mucho la “k” y la “t”).

CHARCUTERA
–En la sección de refrigerados, al fondo el pasillo, junto a los yogures.

SEÑOR
–No.

CHARCUTERA
–¿Qué?

SEÑOR
–No están.

CHARCUTERA
–Sí. Ahí están las salchichas.

SEÑOR
–Pero no las que yo compro.

CHARCUTERA
–A lo mejor se han agotado.

SEÑOR
–No.

CHARCUTERA
–¿Hay?

SEÑOR
–¿Qué?

CHARCUTERA
–Salchichas.

SEÑOR
–¿Dónde?

CHARCUTERA
–Le pregunto que si hay salchichas en la sección de refrigerados, al fondo del pasillo, junto a los yogures.

SEÑOR
–No, no hay. Las mías no. Hay un montón de salchichas Frankfurt de otras marcas pero no las que me gustan a mí.

CHARCUTERA
–Ya le he dicho que a lo mejor se han agotado. La semana que viene vendrán. Ya verá. ¿Quiere que le ponga algo de aquí?

SEÑOR
–No. Eso me dijeron la semana pasada.

CHARCUTERA
–¿Qué?

SEÑOR
–Que no habían venido mis salchichas Frankfurt. Y la anterior y la anterior y la anterior y la anterior y…

CHARCUTERA
–Le entiendo, le entiendo.

SEÑOR
–Eso es que me están mintiendo y me dicen que van a venir mis salchichas Frankfurt y no vienen.

CHARCUTERA
–Si no hay de su marca, habrá de otras.

SEÑOR
–Yo quiero de mi marca.

CHARCUTERA
–¿Cuál es?

SEÑOR
–Salchcihas Frankfurt Frankfurt.

CHARCUTERA
–¡Ah!

SEÑOR
–¿Por qué no las traen más?

CHARCUTERA
–Es que yo en eso no puedo ayudarle.

SEÑOR
–¿Usted no es la charcutera?

CHARCUTERA
–Sí.

SEÑOR
–Entonces usted tiene que ayudarme. ¿Por qué cuando alguien compra algo que le gusta y se acostumbra a comerlo y dice: ¡”Uy, qué buenas están mis salchichas Frankfurt Frankfurt” luego no las traen?

CHARCUTERA
–A lo mejor las hay en otro sitio.

SEÑOR
–¿Dónde?

CHARCUTERA
–En otras tiendas, me refiero.

SEÑOR
–No. No las hay. He buscado por todos los sitios. Este supermercado era el único.

CHARCUTERA
–Lo siento.

SEÑOR
–Me gustaban mucho mis salchichas…

CHARCUTERA
–Ya. ¿Le puedo poner algo de aquí?

SEÑOR
–Es que no me ha respondido a mi pregunta. ¿Por qué ya no traen más mis salchichas? Engañan a las personas.

CHARCUTERA
–Seguro que hay otras marcas que le gustarán.

SEÑOR
–Ninguna tiene el mismo sabor que las mías. Eran mis preferidas de lejos. Tenían queso por dentro, ¿sabe?

CHARCUTERA
–¿Quiere que llame a mi encargado?

SEÑOR
–No. Es igual.

CHARCUTERA
–¿Le pongo algo de aquí?

SEÑOR
–Sí. Póngame salchichón de ese con pimienta dentro. Ese no. El otro. Sí. Ese.

CHARCUTERA
–¿Cuánto?

SEÑOR
–Cuarto y mitad menos medio.

viernes, septiembre 12, 2008

Nepeta don't works

En una entrada anterior, de las primeras que escribió un servidor, comentaba algo al respecto de la Nepeta Cataria, hilvanándolo porque sí con el amarillismo televisivo. Bueno, hace unos días recibimos el paquete en cuestión con la hierbaca seca esta metida en calcetines y algunas semillas para plantar. Pues bien, a nuestros gatos (porque ahora son dos) les importa un higo la Nepeta. Es decir, niños del mundo, no compréis nepeta cataria, a no ser que queráis fumarosla y ver sus efectos... No. Esto tampoco. No la compréis y listo.

(He modificado esta entrada, reduciéndola en un tercio de lo que fue, simplemente, porque me sale de los hu... Errare humanum est. Cogito ergo sum. Plin plan plun. Ahora sí me gusta lo que antes no.)

jueves, septiembre 11, 2008

Una vida en hamburguesas

Don Gorske tiene 26000 hamburguesas de vida. Ese es su rasgo imperante como persona y personaje. Además tiene el pelo largo porque “prometí que nunca me cortaría el pelo”, y no se lo ha cortado en veinte años. Cumple sus promesas. Es testarudo (aunque más bien un maníaco compulsivo) y eso le ha llevado a comer tantas hamburguesas. Las anota porque le gustan los números. Guarda todo los embalajes, aunque en otros lugares dicen que los tíckets de compra, lo cual es algo más cómodo... Lleva unas gafas y un corte de pelo que recuerda a John Lennon (por lo menos en las fotos que he visto) y apareció en la película Super Size Me.

¿Cómo será la vida de este hombre? Cuenta los días por hamburguesas, los años, sus fechas especiales contienen un número y, al lado, un Big Mac. Este hombre es lo es porque decidió un día comerse una hamburguesa allá por 1972, aunque en realidad se comió nueve. Después decidió continuar haciéndolo hasta que, en su empeño, alguien dijo que esto no era normal y comenzaron a hablar de él. Probablemente no era su intención. Él simplemente se dijo que iba a comer Big Mac’s por el resto de sus días y lo hizo. Como se comenta en algunos sitios de internet, no se ha comido una hamburguesa durante todos los días de su vida. El estómago de los neonatos no está preparado para ello.

Ha escrito un libro y, bueno, su vida sigue. De vez en cuando, al alcanzar cotas como esta, aparece en las noticias, se comenta en los blogs. Dudo que le importe demasiado. Celebraron una minifiesta cuando se comió su hamburguesa 18000 en el aparcamiento del McDonald’s que frecuenta. Fue algo así como usar un rótulo amarillo con letras negras bajo los dos grandes arcos dorados junto a la carretera y estampar una lona con el número 18000 puesto en la pared, tras su asiento favorito del local.

Este hombre vive cerca de un McDonald’s. Se desplaza frecuentemente a la franquicia y pide dos, o tres. Congela algunas para casos de “emergencia”, en el invierno. Este hombre, en un apocalipsis mundial a lo Cormac McCarthy, probablemente haría acopio de hamburguesas, se refugiaría en un McDonald’s. Rodeado de oscuridad y ceniza, su viaje vital sería un empeño por ir de hamburguesería en hamburguesería, cocinarlas, aderezarlas, tragárselas. Descubriríamos más cosas de él, como que el pepinillo, en realidad, no le gusta tanto. A veces se lo quita, cuando nadie le ve. Su mujer está harta de tantas hamburguesas. Dice que huele a hamburguesa, que sabe a hamburguesa que, cuando le mira, ve a una hamburguesa.

En realidad Don, para nosotros, el resto de la humanidad, es una hamburguesa. Cuando muera (y que viva mucho tiempo, no es mi intención cargármelo), aparecerá en las noticias de internet, en los blogs, en la televisión. Dirán "ese es Don, el hombre que siempre comía hamburguesas". Pondrán un número y, al lado, un Big Mac. Dirán “esa fue su última hamburguesa”, “se hartó de comer hamburguesas”. Seguramente había mucho más pero eso, para nosotros y, al fin y al cabo para él, será el resumen de toda una vida. Me comí tantas hamburguesas.

Me da la impresión de que cuando Don se reencarne no será en hamburguesa. Sería una putada que te cagas el no poder comerse a sí mismo. Pero, a lo mejor, ese sería su mayor placer.

Expendiente-X y el LHC

Con un coste de 4.000 millones de euros, el experimento sin precedentes del LHC fue hoy justificado por sus principales responsables y destacados expertos. "Sabemos que, a pesar de los grandes conocimientos que tenemos del Universo, desconocemos el 95 por ciento de la materia, y ahora tenemos el mecanismo para transformar la teoría filosófica del Big Bang en física experimental, lo que es absolutamente fantástico", afirmó Carlos Rubbia, Premio Nobel de Física en 1984.

Extraído de LaVanguardia.es.

A diferencia de Carlos Rubbia, que tilda el asunto de fantástico, yo lo definiría como acojonante.

Siempre me he preguntado cuál era el origen de todo. Uno que es inquieto. La respuesta (aparentemente) está en una sopa de partículas que reventó, acontecimiento que los científicos decidieron llamar Big Bang. Más de una vez en el baño me he preguntado cómo se produjo y ahora, sin lugar a dudas, lo sé.

Un grupo de científicos decidió crear un anillo de 27 kilómetros ubicado en la frontera suizo-francesa. Tras 20 años y una cantidad de pasta impresionante, lo consiguieron. Probaron qué tal funcionaban los sistemas de imanes y vacío un 10 de septiembre de 2008. Todo resultó perfectamente. Unos meses después estaban preparados para acelerar esas partículas a un 99.9996 por ciento de la velocidad de la luz y hacerlas chocar.

Bienvenidos al nacimiento del Big Bang. ¡A tomar por culo todo! Eso sí, dentro de unos meses.

Sí, parece catastrófico, pero ¿quién dice que no sea posible? Entendemos tan poco de los mecanismos de esta cosa descomunal, son tantos los entresijos y el misterio entorno a la materia que, ¿por qué no?

De esa incertidumbre (definición de ignorancia para incultos como un servidor) supo sacar buen provecho Chris Carter. Los guionistas de Expediente-X, con unas cuantas vueltas de tuerca, convertían noticias como la del LHC en capítulos cuanto menos interesantes y entretenidos para aquellos tiempos. Me lo pasaba pipa arrepanchingado en el sofá las noches de los jueves, de diez a once, si mal no recuerdo. Flipaba con esa ennegrecida fritura cientítica de vuelta y vuelta que se digería tan bien.

Hace bien poco me puse a ver una de las películas de Expediente-X, la primera. Sí, varios siglos después de su estreno. ¿Qué decir? Recordé los diálogos tan chocantes y artificiales entre Mulder y Scully que en su momento brindó unos de los encantos de la serie. En el instituto nos reíamos nerviosos y emocionados tras ver algún capítulo. Recitábamos algunos diálogos aprendidos de corrillo. Hablábamos de líneas evolutivas dispares, autopsias a extraterrestres, secretos de estado, conspiraciones gubernamentales. La película, un desastre. Y lo dice todo un fan poco entendido de nada. ¿Dónde estaba toda esa aura de misterio, el impulso por descubrir qué cojones pasa del que se alimentaban los capítulos? ¿Dónde ese acojone que sentías, ese mirar a las estrellas preguntándote si, de verdad, la verdad está ahí afuera?

Convertido en algo cotidiano en los noticiarios e incluso en el supermercado, palabras como trasgénico y dominación global por extraterrestres (sin ir más lejos hablé con una anciana sobre esto mientras esperaba en la cola de la frutería), ya nada era lo que era mientras veía la película. No había misterio. La magia había desaparecido y se había convertido en nostálgico ridículo. Las resabidas explicaciones complotísticas habían perdido todo encanto, porque mientras veíamos la película sí sabíamos la verdad, no había resquicios de duda, todo era más comprensible aunque ellos (los guionistas) intentaran que fuera del todo fascinadoramente incomprensible. La incomprensión, el encanto de la serie, residía en intentar forzar y reconvertir la realidad, a través de una Scully científica (nuestro muro racional) y un crédulo Mulder (la necesidad de pensar en un encantador “más allá” de cualquier cosa), en teorías mucho más molonas que la propia verdad. Pero conociéndola ya no había posibilidad posible de tragarnos todo ese pedazo de truño.

Sin lugar a dudas el LHC sería un buen tema para uno de esos capítulos de Expediente-X. Pero es tanto lo que hay ahí fuera que no somos capaces de comprender que podrían nacer otras nuevas temporadas que, posiblemente, recuperaran esa intensidad pasada. Como advierte el párrafo inicial, conocemos el cinco por ciento de la materia, lo que brinda un noventa y cinco por ciento de libertad para crear, para inventar.

Algunas cadenas, seguramente (al menos yo lo espero), impulsarán al pánico a las masas, lemmings desatados hacia el acantilado del horror tontuno al respecto de las terroríficas dudas que despierta el experimento. Hay que sacarle, como hacía Chris Carter, el máximo jugo a esa actualidad de violencia gratuita, destrucción, apocalipsis en general y desconocimiento ciclopeo. Ya no tenemos expedientes equis, tenemos las noticias de Antena 3. Yo no sé qué me da más miedo.

martes, septiembre 09, 2008

Los titulares y Bardem

Leo en ElPais.com el siguiente titular: “Bardem: Los españoles me critican y dicen que me he vendido”. Luego leo el subtitular: “Javier Bardem llama estúpidos a sus detractores en The New York Times”. En los párrafos siguientes se resuelve el misterio de por qué Javier Bardem llama estúpidos a sus detractores y es porque “critican mi trabajo y dicen que me he vendido”. Ahí queda la cosa. Ya está. Debería pasarme por la página de The New York Times. Me paso. Busco “Bardem interview” y me aparece pronto una entrevista en T Magazine del 7 de septiembre. Sí, es cierto. Bardem llama estúpidos a sus detractores, los mismos que le dicen que se ha vendido. Bueno, no está mal la cosa. Busco en Google y veo la misma noticia, el mismo titular en muchos otros sitios. Sinceramente, a mí me ha llamado mucho más la atención la cara extraña de Bardem en esa foto para la revista T Magazine. ¿Ha regresado a la adolescencia?, me pregunto. ¿Está intentando absorberse a sí mismo a través de una pajita invisible?

Respecto a sus palabras, yo no me siento ofendido por Bardem. Me parece que a mí no me llama estúpido y creo que no pensará que yo le he llamado vendido. Seguro. No he estado muy al corriente de las duras críticas que parece ha recibido de sus detractores. Pero bueno, un detractor es lo que hace. Un detractor no es lo mismo que un crítico. Un detractor es alguien que busca dar por culo. Yo no llamaría estúpidos a quienes quisieran joderme; les llamaría gilipollas y luego añadiría: “¡A tomar por culo a vuestras casas, coñe!”.

Algunos pensarán que es que ha llamado estúpidos a todos los españoles. Y es esa fina línea entre lo que parece y lo que se dice lo que salta a la mente y hará que muchos se remuevan en sus asientos. Nos ha llamado “duros”. Eso es guay, no ofensivo.

En España, la verdad, no se valora demasiado a los que han conseguido llegar lejos, porque llegar lejos significa largarte de España la mayoría de las veces. Y si te largas de España, como en ese pequeño pueblo donde todo el mundo se conoce, la gente se apoya en garrotes y se sientan en las puertas a escuchar la emisora de radio local, irte es como insultar.

Descubrimos que Julio Iglesias, aquel de “¿quién me va a curar el corazón partío?” y otros más viven en Miami, en lujosas mansiones, echando de menos España y decimos: “Cabrones, volveos aquí. Dejad vuestras playas privadas. No echaréis tanto de menos España, no, cuando estáis viviendo en vuestras lujosas mansiones, gastando dinero a mansalva sin pagarnos impuestos de manera directa y hablando en inglés.” Pura envidia. Yo envidio a Julio Iglesias y a “¿quién me va a curar el corazón partío?”, envidio sus casas, y envidio su “echar de menos a España”.

Debería investigar más y descubrir todas esas cosas que han dicho maliciosamente los detractores de Bardem, pero se me acaba el tiempo en la “oficina” y tengo que dedicarme a otros asuntos como pasar el aspirador y buscar empleo estable.

La verdad es que, ya puestos a destacar y ponernos en titulares, a mí me ha llamado más la atención la cara relajada (supongo que también retocada) de Bardem, como diciendo “dame un bezito, pero chiquitito, chiquitito”.

No sé. Yo me sentí orgulloso de Bardem por conseguir el Óscar (con acento como una casa), por triunfar fuera de nuestras fronteras, lo mismo que triunfa Almodóvar, Coixet y otros tantos. ¿Por qué son españoles? Pues sí. Y porque siempre es bueno ver que los que valen, algunos de ellos, consiguen que su trabajo se vea recompensado fuera de nuestras fronteras, más allá de una palmadita en la espalda y la posibilidad de hacer alguna serie gremial en horario de noche o tarde en este cotarro controlado por unos pocos. Quizá es ese poder lo que da miedo y genera “odio”. Soy muy poco entendido. Alguna vez hablaré de lo poco que entiendo. Yo también quiero irme de España y que todo el mundo me odie por haberme ido.

Mi titular: “¿Bardem ha perdido su barbilla?” Subtitular: “El rostro de Bardem bonico del tó en una foto del T Magazine”. Pero eso me parece no llamaría tanto la atención.

lunes, septiembre 08, 2008

Un día más. Un capítulo más

Ha sido un duro fin de semana, pero la vida ha de continuar, sobretodo la vida.

He publicado un capítulo de "Camera Café", enviado a MagnoliaTv tiempo ha. Recuerdo que les envié un mail preguntándoles qué tal sobre enviarles alguna cosilla. Una buena vía esta la de darse a conocer. Creo que su respuesta fue positiva... o quizá no me respondieron. La cosa quedó en el aire, de cualquier forma. Aquí podrá leerlo quienquiera.

El formato es el habitual en estos casos. Para que parezca profesional, la cosa se escribe en Courier New, que supongo será por aquello de que antaño se escribía con máquina de escribir de las de hacer músculo en los dedos, cambiar el carrete de tinta y desenganchar las teclas cuando estas se ponían unas sobre otras y demás incomodidades. Los productores y directores deben ser como unos carcas de cojones a quienes le mola ese tipo de letra o solamente son capaces de leer ese tipo de letra o se quedan ciegos. No me preguntéis; no tengo ni idea. También, y todo esto aunque no aparezca en el formato del blog (alguien me dirá alguna vez cómo mierda va esto) la cosa va centratito, con su negrita en los nombres, etc. Se pierde el formato al cortar y pegar. Me importa un pito y no voy a ponerme ahora con la edición HTML.

Para escribirlo, simplemente me puse a ello, claro. Se me ocurrió la llegada de una máquina de café a la oficina y dejé que los personajes, teniendo muy claros sus perfiles, reaccionaran ante este hecho. Tenía muy claro lo que ocasionaba el cambio de la máquina. El resto, creo, vino solo. Algunas veces es mejor que suceda de esta manera, creo. Yo, creo, el resultado no fue del todo malo. Creo...

La nueva máquina de café (Camera Café)

I.


(Maricarmen y Marimar están tomando un café. Maricarmen lo prueba la primera.)

MARICARMEN

–¡Eh! Este café sabe muy raro.

MARIMAR

–¿Qué pasa?

MARICARMEN

–Toma. Bebe.

MARIMAR

–¡Puaj! Está horrible.

MARICARMEN

Te lo he dicho.

(Jesús entra)

JESÚS

–¿Qué? La gasolina de mediamañana, ¿no? Para ponerse a tono, ¿eh?

MARIMAR

–Gasolina debe ser porque está asqueroso.

MARICARMEN

–Sí. Pruébalo, anda.

(Jesús le da un sorbito)

JESÚS

–Pues a mí no me parece tan malo. ( Se termina el de Marimar y coge el de Maricarmen). Este sabor me hace venir a la mente cuando hice la mili. ¡Qué recuerdos!

(Jesús se termina el café de un sorbo y cae desmayado. Maricarmen le toma el pulso.)

MARICARMEN

–Efectivamente. Ha perdido el conocimiento.

MARIMAR

–Ya.

II.

(Primera hora de la mañana. Dos técnicos terminan de instalar la nueva máquina de café de última tecnología que sustituye la anterior. Arturo lo supervisa todo muy interesado. Entra Julián.)

JULIÁN

–¿Qué pasa aquí?

ARTURO

–La nueva máquina de café. Una Flux3000. Lo último en cafeteras.

TÉCNICO

–Bueno, jefe. Esto está listo. Le he dejado ahí encima las intrucciones por si tienen algún problemilla.

ARTURO

–No se preocupe. Mi primo de Las Vegas tenía un modelo muy parecido aunque no tan sofisticado.

JULIÁN

–¿Y esto da café?

ARTURO

–Pues claro, canijo. Trae esa moneda. No hace falta ni siquiera que aprietes. Basta con hablar. Un café corto.

LA MÁQUINA

–Su café corto. Gracias.

(Entra Antúnez)

ANTÚNEZ

–Anda. Si habla y todo.

JULIÁN

–Como los expendedores de tabaco: “Su tabaco, gracias.”, “Su tabaco, gracias.”

ARTURO

–Serás imbécil. Esto es lo último, jefe. Ya se lo dije.

(Entra Ricardo)

RICARDO

–Buenas. ¡Vaya! Una Flux3000. Esto es el pepino de las cafeteras. ¿Y la vieja?

JULIÁN

–La vieja casi mata a Jesús.

RICARDO

–¿Los filtros?

ANTÚNEZ

–Yo no sé si eran los filtros, pero al pobre hombre le han tenido que hacer tres lavados de estómago. Tiene para una semana.

JULIÁN

–O más.

RICARDO

–Pues ésta es alta tecnología. Tiene un procesador triple GFS y una memoria de 3 Gigas Biturbo. Esto tiene más potencia que todos los ordenadores juntos del edificio.

ANTÚNEZ

–Vaya…

ARTURO

–¿Se lo dije o no?

RICARDO

–Esto puede llevar ella sola la contabilidad de toda la empresa.

ANTÚNEZ

–¿No me diga?

RICARDO

–Y si se conecta a internet, puede llegar a vender productos e invertir en bolsa con muy buenos resultados.

ANTÚNEZ

–¡No me joda!

JULIÁN

–¿Pero hace buen café o no?


III.

(Ricardo junto con Bernardo conversan delante de la nueva máquina de café)

RICARDO

–Así.

BERNARDO

–Y ahora tengo que apretar este botón, ¿no?

RICARDO

–Sí.

BERNARDO

–¿Y ya está? Esto es increíble, vamos.

(Entra Victoria)

VICTORIA

–¿Qué? Todo el día liaditos con el nuevo chisme, ¿no? La nueva excusa de esta empresa para venirse a darle a la sin hueso. En buen momento tuvieron que cambiar la vieja. Ese café rancio que ponía a cualquiera firme.

RICARDO

–Que no, Victoria. Estoy enseñando a Bernardo a meter los datos contables. Ahora, si sincronizamos su ordenador con la base de la empresa, todos las transacciones se introducirán automáticamente.

VICTORIA

–¿Y eso qué quiere decir?

BERNARDO

–Pues que me ahorrará un poco de tiempo al llevar las cuentas, ¿no?

RICARDO

–¡Mucho mejor! Lo hará todo ella sola.
¬
VICTORIA

–¡Ja! Lo que faltaba, que encima un bicho haga el trabajo que vosotros deberíais hacer y para el que os pagan. Para que estéis todo el día de chachara, vamos. ¡Faltaría más!

RICARDO

–Pero es el futuro.

VICTORIA

–¡Venga, leche! ¿El futuro? A trabajar como gente normal, hombre. ¡Va! ¡Va! Gentuza...

IV.

(Antúnez habla con Victoria. Ha pasado una semana desde que llegó la nueva máquina de café a la oficina)

ANTÚNEZ

–Como lo oye. El beneficio neto de estos últimos días ha subido en un trescientos por ciento.

VICTORIA

–Ya le decía yo que esta gente son unos incompetentes. Deberíamos echarlos a todos.

ANTÚNEZ

–No. Es mejor que sigan las cosas así. No quiero problemas con el sindicato. Lo importante es que ahora la gente ya no está estresada.

VICTORIA

–Es cierto que estos últimos días hay como un silencio extraño. Yo pensaba que era por la ausencia de ese fantoche de Jesús.

ANTÚNEZ

–¡Oh! El pobre sigue fatal. Anoche tuvo una recaída. Los médicos dicen que no está muerto de milagro. Como estará, que un medico dice que estuvo a punto de defecar sus propios ojos. Solamente le dan de comer zanahorias y apio. Si usted le viera...

(Entra Marimar con una amplia sonrisa y un fajo de papeles)

MARIMAR

–Don Gregorio, con éstos ya están todos los documentos del archivador.

(Marimar introduce los documentos en la nueva máquina de café)

MARIMAR

–¿Estabais hablando de Jesús? Ayer fui a verle. Le llevé un flan a escondidas. Me daba tanta pena verlo, tan flaco… El pobre se abalanzó sobre él como una hiena. Peor que mis hijos con los cromos del bollycao.

ANTÚNEZ

–Ya…

MARIMAR

–Ahora le doy al botón.

LA MÁQUINA

–Procesando documentos. Proceso concluido.

ANTÚNEZ

–Muy bien, Marimar.

MARIMAR

–Gracias. Voy a la oficina. Tengo que preparar unas cosas.

(Sale Marimar)

ANTÚNEZ

–¿Lo ve?

VICTORIA

–Sí. Ya me he dado cuenta.

ANTÚNEZ

–La gente trabaja incluso más que antes, y eso que no trabajan.

VICTORIA

–¿Y qué hacen?

ANTÚNEZ

–Pues leen, o limpian la oficina, o…

(Entra Bernardo con un jersey de punto)

BERNARDO

–Ya se lo tengo casi hecho, Don Gregorio. Solamente le falta una manga. ¿Le gusta el color?

ANTÚNEZ

–Sí… (Carraspea, incómodo por la mirada de Victoria). Perfecto.

BERNARDO

–Ya verá cómo este invierno no pasa ni pizca de frío.

(Bernardo sale)

ANTÚNEZ

–Dos cafés con leche, por favor.

LA MÁQUINA

–Sus dos cafés con leche. Gracias.

V.

(Maricarmen aparece canturreando alegremente y dando saltitos. Bernardo está tomándose una manzanilla. Se escucha música clásica de fondo. Todo está limpio, ordenado y más luminoso.)

MARICARMEN

–Hola, Bernardo.

BERNARDO

–Hola, Maricarmen.

MARICARMEN

–Qué día más bueno hace, ¿verdad?

BERNARDO

–Sí.

MARICARMEN

–Hoy me he propuesto decorar la oficina con flores y voy a hacer unas guirnaldas rojas y azules.

BERNARDO

–Yo estoy terminándome “Guerra y paz”. ¡Menuda novela!

MARICARMEN

–Antúnez le ha dado vacaciones a unos cuantos en la oficina.

BERNARDO

–Sí. Lo sé.

MARICARMEN

–Dice que haremos rotaciones y así tendremos vacaciones cada tres semanas.

BERNARDO

–Sí.

MARICARMEN

–¿Crees que coincidiremos?

BERNARDO

–No lo sé.

MARICARMEN

–Si coincidimos podríamos irnos juntos a algún sitio.

BERNARDO

–A ver… Julián me ha dicho que está negociando una subida de sueldos.

(Victoria pasa y saluda alegremente)

VICTORIA

–Hola, chicos. ¿Todo bien?

BERNARDO

–Sí, Victoria. Gracias.

VICTORIA

–Pasaos luego por mi despacho. Frida ha hecho galletas.

MARICARMEN

–¡Vale!

(Victoria sale)

BERNARDO

–Vivaldi. Las cuatro estaciones. Primavera.

LA MÁQUINA

–Reproduciendo.

(Pausa, mientras suena la música)

MARICARMEN

–Qué bien está todo. Si no fuera por Jesús…

BERNARDO

–Creo que hoy le daban el alta. Casi dos meses en cama.

MARICARMEN

–Ya verás que sorpresa cuando vea la nueva máquina de café.

BERNARDO

–Se respira una paz.

MARICARMEN

–Sí.

BERNARDO

–¿No notas que huele como a rosas?

MARICARMEN

–Es mi perfume. ¿Te gusta? Lo fabrica Mónica. Dice que su sueño siempre ha sido hacer colonias y eso.

BERNARDO

–Y todo gracias a esto. Esa como una utopia.

MARICARMEN

–Qué grande es la tecnología, ¿no? Y yo que nunca he sabido programar un video…

(Entra Jesús con paso firme desde el ascensor y con los ojos como platos. Lleva un bate de béisbol de aluminio)

MARICARMEN

–¡Jesús!

BERNARDO

–¿Qué vas a hacer con eso?

(Jesús se abalanza sobre la máquina fuera de sí)

BERNARDO

–¡¡No!!

VI.

(Es el día siguiente. Los técnicos están colocando una máquina nueva. Antúnez está con ellos)

ANTÚNEZ

–Y ésta no hace más que café, ¿no?

TÉCNICO

–Sí. Ahí arriba les dejamos las intrucciones, aunque la cosa es bien simple. Se le da al botón y…

ANTÚNEZ

–Vale, vale. Gracias.

(Ricardo entra)

RICARDO

–¿Qué? Otra vez con la antigualla, ¿no?

ANTÚNEZ

–Calle. No me hable, por favor.

RICARDO

–Volvemos a la época de las tinieblas. Adiós a la felicidad.

ANTÚNEZ

–¿No tiene que hacer nada en su cubículo?

RICARDO

–En fin, le dejo que tengo que formatear los ordenadores. Ya sabe, cuando Jesús destrozó a batazos la máquina, todo el sistema informático se volvió loco y…

ANTÚNEZ

–Que sí. Ande. Váyase ya.

(Ricardo sale)

ANTÚNEZ

–En fin, todo ha vuelto a la normalidad.

(Antúnez mete una moneda y la máquina no le da café)

ANTÚNEZ

–¡¡Me cago en la puta que parió!!



FIN

viernes, septiembre 05, 2008

La nepeta y las tardes de amarillo en televisión

Mi mujer y yo somos poseedores o, más poéticamente, acogedores en nuestro hogar de un gato que sobrepasa las medidas estándar de un gato común. Pesa unos nueve kilos y tiene por nombre Jano, aunque también suele acudir a la llamada de gordaco o fábrica de pelo y caca, entre otros, con todo el cariño del mundo, por supuesto.

Dicho gato, de constitución gruesa y grasa, caprichoso y mimado, cabezón como él solo y poco saltador, vago como todo gato que se precie, pronto conocerá una hierba conocida como nepeta cataria, de la que pueden ver sus resultados. Parece ser que dicha planta secreta una sustancia semejante a “una hormona que contiene la orina del macho” (literal). Ésta planta satura sus sentidos y hace que se comporten de manera extraña. Lo mejor de todo es que no es nociva, no produce ningún tipo de intoxicación y, supuestamente, tampoco produce dependencia. Aunque viendo el video, sinceramente, parece que hayan pillado un colocón de aupa.

No sé si podría hacerse una comparación con los fumadores de marijuana. Esta duda podría ser resulta si alguien se fumara un canuto de nepeta cataria. No quiero dar ideas… Un servidor, no es fumador y es poco bebedor, así que no voy a hacer tal experimento. Me basta con el helio…

Extrapolando el asunto a la televisión, porque sí, porque de esto se trata, hay programas que pretenden precisamente esto: saturar los sentidos del telespectador como la misma nepeta a los gatos. Programas como “Está pasando”, “España directo” o incluso noticiarios (magazines nocturnos), tales como los de Antena 3 o Tele 5, se componen de una sucesión sin respiro de historias, imágenes, declaraciones, empapados de amarillismo.

Uno se queda ahí, sentado, o simplemente atrapado tras encender fortuitamente la televisión tras un codazo echando la siesta, y es un no parar. Como una ametralladora cargada de mierda, te salpica por todas partes y es imposible detenerla. El cebo, escuela de “Aquí no hay tomate”, ha sido sustituido por una concatenación de muerte, sadismo, corrupción, mutilación, destrucción, aderezado con algunas esporádicas notas de “humor”. El directo prima como una manera de que el espectador no se sienta estafado, se crea cómplice, chismoso al segundo exacto.

Dormirse fue un error fatal. Su televisor llevaba años esperando ese momento.


A través del reportero y la cámara, nos sumergimos en el drama. De vez en cuando se logra el milagro y sucede algo más allá de las entrevistas a los desdichados sufridores del dolor y la pena. Como ejemplo, el dicharachero reportero, protagonista y animador, acrecentador y buscador infatigable (mal pagado, me supongo), es agredido. Recuerdo a un reportero paseando por una piscifactoría, haciendo la gracieta de acercar un dedo a una de las piscina y el intento de un pez de comerle la mano entera. La pena, dirían luego los presentadore y productores, fue que no se la comiera de verdad y luego apareciera mutilado, bombeando sangre sobre el piscifactor, culminando la escena con un chorro de coágulos directo a la cámara.

¿Qué nos está pasando? De forma lenta y progresiva, casi sin darnos cuenta, hemos pasado de ver programas rosas a estar conquistados por programas sensacionalistas, “periodismo” amarillo que exhacerba la angustia, el dolor y la muerte. Me quedaba con lo primero, que era mucho más divertido. ¿Acaso están creciento nepetas catarias en nuestros balcones sin darnos cuenta?

¡Ah, por cierto! Cuando le dé la hierba a mi gato, veré los resultados. Si enloquece y me arranca un ojo, lo colgaré en internet…

Los Hoteles (Monólogo)

Como lo prometido es deuda, ahí va el primero:

***********************************************************************
Todos hemos ido alguna vez a un hotel y todos alguna vez nos hemos sentido tentados por… el influjo maléfico de los hoteles.

Tú te vas de vacaciones tranquilamente y reservas en un hotel de cuatro estrellas. Hasta aquí todo bien. El hotel pretende ser un lugar de paso (atención: de paso), donde dormir y poco más. Pero cuando te has rascado el bolsillo…

A todos nos gusta sacar partido a lo que pagamos, sobretodo ahora, en tiempos de crisis. Por ejemplo, si vamos a un restaurante y pedimos un menú y en el menú nos entran dos platos, la bebida, el postre y el café, ¿qué ocurre? Que pediremos los platos más abundantes que tengan de primero y segundo y si podemos pedir dos segundos, ¡dos segundos! ¡A saco! “De primero tenemos ensalada de la casa, alcachofas con jamón, revueltillo de habas y lentejas. De segundo tenemos presa ibérica, costillitas,…” “No, no. Póngame un buen plataco de lentejas y ese peazo de presa ibérica. No, mejor DOS presas ibéricas. ¿Se puede? También una botella de vino, y todo el pan que sea gratis.” Luego terminas borracho perdido por dejar la botella de vino vacía y harto de pan, y te pides el postre, el más grande (tocino de cielo con membrillo y queso fresco, ¡hala!), y luego una taza de café o, mejor, un buen vaso de leche con Cola-Cao.

Pues esto mismo es lo que nos pasa en los hoteles. ¿Qué es gratis en los hoteles? Lo primero de todo, el tiempo que empleas en estar en la habitación. Los niños queriendo irse a la playa y tú: “¡Qué no, cojones! Que estamos pagando una pasta por la habitación y de aquí no nos movemos, leñe.” Lo segundo, bañarse, en sus variantes ducha o bañera. Ya entrando en recepción, sientes la llamada del baño… “El agua es gratis, gratis”, resuena en tu cabeza. “Báñate, báaaañate…”. Nada más entrar en la habitación tiendes a ir al baño. Y te bañas… a todas horas: por la mañana, por la tarde, por la noche. Acabas con la piel fláccida, blanca y arrugada. Los niños y tu mujer, hartos de ti, se han ido a la playa y cuando llegan: “¡Máma, mamaaaaaaá! ¡El horror, el horror! ¡La cosa del pantano!.” Y eres tú, que acabas de salir del baño después de llenar y vaciar la bañera tres veces con una bola de jabón gigantesca por cabeza, porque el jabón es gratis también y te lo has echado todo.

Pero, sobre todo, tenemos el mini-bar. Basta con algo de agua para rellenar las botellitas de vodka y un poquito de Nestea para las de Johnnie Walker… ¡y a vivir!

Para que te salga baratita la estancia terminas por comprar la comida en el Mercadona. Con tus bolsitas pasas por recepción un poco más rápido de lo normal porque, no sé, te parece como cutre entrar en el hotel con tus bolsitas. Y el recepcionista que te ve: “¡Míralo, míralo! Ése es el cabrón que deja los grifos abiertos toda la noche.”

Ya cuando te vas, haces acopio de material: toallitas, botecitos de champú, peines, calzadores, sábanas, cortinas,… ¡Es como haberte quedado en el Corte Inglés cuando cierran por la noche!

Y para joder, porque esto ya es para joder, cierras la caja fuerte con el código que solamente TÚ sabes y la dejas ahí, cerrada, para que intenten abrirla, ¡que se fastidien! Por cierto, que aquí me asalta la duda: ¿Cómo lo harán para abrirla? ¿Tendrán un codigo especial? ¿Llamarán a Arsenio Lupin? “Arsenio, tenemos otro trabajo para ti.” Y Arsenio, poniéndose la bata: “Joder, otro cabrón que ha cerrado la caja fuerte de un hotel. ¡Qué bajo he caído! ¡Qué bajo he caído!”.

Lo que está claro es que al final te marchas con una media sonrisilla, así como satisfecho, sabiendo que le has sacado el máximo partido a tus vacaciones… En el hotel, claro, porque lo que es turismo, no has hecho nada de nada.

jueves, septiembre 04, 2008

Las voces de doblaje

El pasado lunes murió Don Lafontaine. Era un hombre con una voz que yo, simplificando, definiría como "que te cagas". Siempre he deseado tener una voz como esa, cuanto menos, una voz característica, del tipo eternamente juvenil. No siempre el rostro concuerda con las voces. Pero en el caso de Lafontaine me parece que era el rostro perfecto para una voz perfecta.

Tengo cierta debilidad por los dobladores y las grandes voces de la televisión. En mis infinitas fases de “qué te hubiera gustado ser en la vida y no fuiste ni llegarás a ser nunca” ha aparecido la profesión de doblador más de una vez. Me encanta. Lo hacen francamente bien. No soy de los que piensan que las pelis hay que verlas en v.o. Si se puede, pues mejor. Sé que el actor es voz en un porcentaje muy elevado. Pero cuando uno no entiende ni papa de inglés o, por lo menos, no como le gustaría y ha de estar leyendo esas letritas que le impiden captar la dimensión de los gestos, tener un doblador como los que tenemos en España ayuda y mucho.

He pensado más de una vez en personas con voces como la de Lafontaine en situaciones cotidianas. Hay un cómico estadounidense, Pablo Francisco, un imitador (de los que en España actualmente hay un repentino vacío televisivo, lo cual es llamativo y al mismo tiempo aliviante) que lo hace francamente bien. En España sería como meterse en la piel de Matias Prats o Constantino Romero. Imaginadlo, con la fuerza de interpretaciones como Darth Vader o Clint Eastwood, en el mercado del barrio. La frase “Déme medio kilo de tomates“ cobra una dimensión diferente. Cosas como “¿A cuánto están los mejillones?” adquieren matices de acojone.

Constantino, como muchos otros espléndidos dobladores, están ahí por lo que son y por lo que han trabajado. Pero, ¿qué hubiera sido de ellos de no haberlo logrado? Yo he conocido a gente con voces magníficas trabajando en un almacén o de cajeras en un supermercado. No suelen prodigarse en trabajos que pudieran exprimir sus facultades y, dudo, ellos mismos sean conscientes de su potencial. Yo me planteo a personas como estas, con voces rotundas y graves, hablando por los altavoces de un supermercado: “Se avisa a un Ford rojo estacionado en la zona de descarga. Retírelo de inmediato, por favor”. Al propietario se le caerían los huevos al suelo. Anuncios como: "El kilo de lomo está a cinco con noventa" atraería a las masas.

Por eso no entiendo cuando en determinadas películas, sobre todo y particularmente de animación, se hace uso de algunas voces, francamente, muy desafortunadas. El márqueting es 90 por ciento del valor de cualquier cosa. Para la promoción de una película tener un rostro famoso es una baza segura. Pero, ¿lo es tanto como para cargarte a un personaje e, incluso, una película? Se han dado casos. No los voy a enumerar. Pero resulta frustrante cuando hay tan buenos dobladores y lo hacen tan bien.

De cualquier forma, esto es un réquiem para una voz como la de Lafontaine en mi estreno bloguero y una alabanza para el resto de voces guays de este país, a algunos de cuyos propietarios quisiera poder arrancarles las tráqueas y ponérmelas yo. Así que cuidado si os topáis conmigo con un bisturí en una mano y un recipiente lleno de hielo en la otra. Avisado queda.

¿El por qué?

Desde hace mucho tiempo vengo escribiendo cosas. Nunca creí necesario tener un blog en un mundo lleno de blogs de todo tipo. Pero escribo… y hay una necesidad evidente a todo escritor de que sus cosas sean leídas, que para eso son escritas.


Me lo ha impedido durante todo este tiempo ese recelo más bien paranoide de que a uno le roben las ideas. Hay que ser un tanto humilde. Hay que pensar que yo no soy mejor, ni más original que cualquiera de las personas que se dedican al oficio de escribir y, encima, ¡cobran por ello! He permanecido en la tinieblas aun cuando he intentado salir de ellas con, para qué engañarnos, no demasiado esfuerzo y constancia. Es momento de cambiar.


Por eso hoy he decidido que, llegados a este punto, voy a mostrar algunas de las cosas que he escrito y voy a escribir, tanto para aquellos que quieran leerlas, como para aquellos otros muchos que quieran ignorarlas o, simplemente, advertirme de que escribo con el culo. Para un “guionista” que no tiene culo, eso no es un problema, pero quizá suponga un replanteamiento de las prioridades.


Así que iré publicando ideas susceptibles de ser criticadas por cualquiera, (como es natural) mejoradas o, simplemente, olvidadas en la nadería de la nada. Serán capítulos pilotos de sit-com's la gran mayoría de las veces porque este blog pretende ser un campo de pruebas para mí y un turno de 9 a 10 de la mañana (horario ampliable) para ir elaborando y desarrollando personajes, situaciones y tramas. También habrán monólogos y algunas críticas sin más... Espero no volverme un enfermo.


De cualquier forma estoy en paro, no tengo culo y muy poco que perder.


Ahora, si me lo permitís, voy a pasar el aspirador.